?Oración – Día 31
“Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo”. 2 Corintios 12:7-9
A veces es difícil comprender que los tiempos de Dios, nada tienen que ver con los nuestros, la mayoría de las veces. Cuando pedimos en oración, algunas respuestas llegan inmediatamente, pero en muchas ocasiones tenemos que esperarlas o entender que no serán respondidas, porque no son la voluntad de Dios. Podemos ver que Daniel se humilló ante Dios y clamó de tal manera que sus palabras fueron oídas y el Señor envía a un ángel para darle respuesta a su petición.
También vemos a Pablo clamando tres veces, rogándole a Dios que quite su aguijón en la carne y el Señor le responde que no. Debemos entender, que, aunque seamos perseverantes y dependamos de Dios, muchas veces nuestras oraciones no tendrán contestación inmediata y parecerá que tardan más de la cuenta. Pero Dios no se equivoca, Él sabe el momento preciso para darnos lo que pedimos o mostrarnos claramente cuál es su voluntad.
El Señor no tiene prisa, vivimos en un tiempo donde todo lo obtenemos presionando tan sólo un botón, nos hemos acostumbrado a la inmediatez, donde la información llega instantáneamente y podemos solucionar problemas rápidamente. Pero así no es con Dios, a veces pretendemos manipularlo a nuestro antojo, reclamando y declarando promesas, queriendo que haga nuestra voluntad y no la suya y no esperamos lo que realmente Él quiere.
No comprender la Palabra de Dios puede traer confusión cuando creemos que Dios se ha olvidado de nosotros, o que tenemos poca fe, o que no somos merecedores de lo que nos promete, porque no podemos hacer que responda a nuestra oración.Debemos entender que la Palabra de Dios es verdadera y ninguna de sus promesas falla, Dios es fiel y bueno y sabe el tiempo y el momento para respondernos.
Creamos y esperemos, pidamos que nuestra fe no se debilite, sino que sigamos el ejemplo de Abraham como dice Romanos 4:19-21 “Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que también era poderoso para hacer todo lo que había prometido”
CONFESIÓN DE FE: Amado Dios, gracias por tu Palabra y tu fidelidad hacia mí, hazme entender que el tiempo tuyo es eterno y que tú respondes en el momento preciso. Que mi fe no se debilite cuando no lleguen las respuestas a mis oraciones, sino que confíe en ti, glorificando Tu nombre. En el nombre de Jesús. Amén