JUAN 1:12,13 pero a todos los que creyeron en él y lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios. Ellos nacen de nuevo, no mediante un nacimiento físico como resultado de la pasión o de la iniciativa humana, sino por medio de un nacimiento que proviene de Dios. (NTV)
♥ Cada día recibimos grandes lecciones de parte de nuestro Padre Celestial, muestras de su amor y poder, si estamos abiertos podemos verlas claramente, es decir si tenemos una verdadera relación con él y no una religión.
En mi relación con Dios he aprendido muchas cosas, pero hay una especial que quiero vivir a plenitud. Creo que es la enseñanza más fundamental que a través de la Biblia el Señor nos quiere dar:
¡¡¡Para Dios valemos por lo que somos, no por lo que hacemos!!!
En nuestras sociedades y sistemas, se ha dado mucha importancia a lo que hacemos y tenemos, más que a lo que somos. De allí dichos tales como ese que dice: “como te ven te tratan”. Muchas personas se llevan toda la vida tratando de hacer algo para tener un reconocimiento, para estar contento consigo mismo, pero Dios una y otra vez nos dice:
♥ No es por obras, aún estando muertos en nuestros delitos y pecados, Él murió por nosotros. Él nos conoció y amó desde antes de ser concebidos.
La verdad es que no podemos hacer nada para que Dios nos ame más ni podemos hacer nada para que nos ame menos.
Lo pondré en un ejemplo sencillo: un padre de familia es amado, querido, valorado y necesitado no porque pone el pan en la mesa, es decir porque es buen proveedor para su familia, aunque eso es muy importante, sino por lo que es.
♥ ¿Cuántas veces hemos escuchado sermones acerca de que debemos amar a Dios por lo que Él es, y no por lo que hace por nosotros?
Y así es, pero también Él nos ama así, por lo que somos, no por lo que hacemos. En eso estriba la diferencia entre tener una religión y tener una relación personal con Dios. Las religiones buscan “hacer” cosas para agradar a Dios; mientras que la relación pone énfasis en el “ser”. Obedecer es importante, por supuesto, así como hacer lo correcto y las motivaciones por lo que lo hacemos, pero muchos de nosotros pierden su autoestima cuando fallan, creen que han perdido el amor de Dios y de los que los rodean. Otros se sienten fracasados cuando pierden el empleo, el matrimonio o aquello que pensaban que les daba valor o los hacía importantes. Si comenzamos a reconocer que somos importantes como seres individuales, humanos, creación de Dios, hijos de Él (para quienes lo han aceptado y recibido como dice en Juan 1:12), e inculcamos ese amor incondicional a nuestros hijos a nuestra familia, mejoraremos mucho en nuestra autoestima y la de nuestros hijos.
CONFESIÓN DE FE:
SOMOS AMADOS POR DIOS TANTO QUE PREFIRIÓ MORIR POR NOSOTROS QUE VIVIR SIN NOSOTROS; ÉL NOS DIO EL DERECHO DE SER LLAMADOS HIJOS SUYOS, POR ÉL Y PARA ÉL VALEMOS POR LO QUE SOMOS.
ORACIÓN:
Padre Celestial, El Kjesed, Dios de Amor Fiel e Inagotable (Salmo 25:6). Mi amado Dios y Rey, gracias quiero darte hoy por hacerme hijo tuyo a través de tu primogénito Jesucristo, y por el privilegio de tener una relación íntima contigo. Te has predispuesto para amarnos de una manera incondicional y altamente favorable hacia los que en Ti creemos y en Ti confiamos, manifestando tu Amor con misericordia, bondad, lealtad y fidelidad, con un amor que ha asumido obligaciones elegidas voluntariamente. Tú nos has dado valor, identidad, aceptación, aprobación y amor, todo esto gracias a nuestro Señor y Salvador Jesús. Por eso no me cansaré de darte gracias por darme el valor que Tú has decidido que merezco, he orado en el Poderoso Nombre de Jesús ¡Amén!
Juan Manuel Lamus O.