2 CORINTIOS 1:3-7 Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren. (NVI)
♥ Somos bendecidos para bendecir, y consolados para consolar.
Cuando estoy orando por una situación, invoco al Señor usando uno de sus nombres asociado con mi necesidad. Así, en tiempos de dolor o dificultad, le pido a mi Consolador que acuda en mi ayuda, con la confianza de que Él alentará mi corazón, aliviará mis cargas y me ayudará en la dura experiencia.
Pero muchas personas no pueden ver a Dios como un consolador. Interpretan mal nombres como “juez”, pensando que a Él le gusta aplicar una disciplina severa y sin medida, o “rey”, como una deidad remota e indiferente; imaginan que Él está esperando para derramar su castigo, o demasiado ocupado para fijarse en nuestra insignificante existencia. Quien tenga conceptos tan equivocados como éstos no advertirá las promesas de consolación del Señor cuando ande en el valle del sufrimiento; en vez de eso, lo más probable es que la persona bregue con la incredulidad, la frustración y quizás con resentimiento hacia Dios. Jesucristo fue la representación de Dios Padre en la tierra, y como tal, siempre respondió con palabras tranquilizadoras y actos bondadosos a las personas perturbadas y acongojadas:
♥ No condenó a la mujer samaritana por sus matrimonios sucesivos, sino que le ofreció una nueva vida. (Juan 4:14)
♥ Socorrió a la mujer con flujo de sangre. (Lucas 8:48)
♥ Consoló a la atribulada familia de Jairo. (Lucas 8:52)
♥ Y hoy el Señor sigue dispuesto a consolarnos y fortalecernos. (Hebreos 13:8)
Los seres humanos acumulan sobre sí mismos y sobre los demás
sentimientos de culpa y vergüenza, pero el Señor no actúa de esa manera
¡¡¡Él es el Dios del consuelo, una característica que se deja ver
en otro de Sus nombres: Pastor!!!
CONFESIÓN DE FE:
SÉ QUE EN MEDIO DE LAS PRUEBAS DIOS VIENE A MI CORAZÓN, Y CUANDO LO ENCUENTRA LLENO COMIENZA A ROMPER MIS COMODIDADES HASTA DEJARLO VACÍO; ENTONCES HAY MÁS ESPACIO PARA SU GRACIA Y SU CONSUELO.
ORACIÓN:
Padre, Hijo y Espíritu Santo, mi Dios Consolador, Jehová Rohi, El Señor es mi Pastor (Salmo 23:1). Amado Rey y Señor Jesús, hoy quiero orar de manera totalmente escritural, por eso levanto esta oración uniéndome a la voz del salmista, porque en Ti tengo puesta mi confianza pues vas delante de mí, entonces puedo decir: El Señor es mi Pastor; nada me faltará. En prados de tiernos pastos me hace descansar. Junto a aguas tranquilas me conduce. Confortará mi alma y me guiará por sendas de justicia por amor de Su Nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte no temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo. Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Preparas mesa delante de mí en presencia de mis adversarios. Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del Señor moraré por días sin fin. Gracias, mi Dios bueno y amoroso, mi consolador; he orado en el Poderoso Nombre de Jesús ¡Amén!