EXPRESANDO GRATITUD

SALMO 100:1-5 ¡Canten alegres al Señor, habitantes de toda la tierra! Sirvan al Señor con alegría; vengan ante su presencia con regocijo. Reconozcan que el señor es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos. Pueblo suyo somos y ovejas de su prado. Entren por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza. Denle gracias; bendigan su Nombre porque el Señor es bueno. Para siempre es su misericordia, y su fidelidad por todas las generaciones. (RVA’15)

De las muchas maneras como podemos vivir expresando gratitud a nuestro bueno, amoroso, fiel y misericordioso Dios.

Si usted es un verdadero seguidor de Jesucristo, podrá reconocer las siguientes tres maneras principales y más usadas, para vivir expresando gratitud a Dios por lo que Él es y por lo que ha hecho, está haciendo y hará en su vida. Veamos:

  1. Cantando Alabanzas. Como buen cristiano tal vez usted sabe que uno de los métodos mencionados con más frecuencia para dar gracias es el canto. Las canciones a menudo pueden decir lo que siente nuestro corazón, pero le resulta difícil expresar. A medida que las palabras de nuestros himnos o canciones de alabanza favoritos fluyen de nuestros labios, se nos recuerda quién es Dios y la magnitud de su salvación y su amor por nosotros. Pero cantar no está reservado solo para el templo, o los servicios de culto. Cuando estamos llenos de gratitud, podemos encontrarnos cotidianamente tarareando canciones que magnifican al Señor dondequiera que estemos.
  2. Sirviendo. Otra manera de expresar gratitud es servir a Dios, ya sea por medio de actos de bondad, al enseñar en la escuela dominical, en los diferentes discipulados, en los grupos de casa o al servir en un área especifica de la iglesia. También al cuidar de los desamparados, al compartir el evangelio con quienes no conocen a Cristo, al ayudar a alguien en necesidad o al dar para los necesitados, etc. Cada una de estas cosas puede ofrecerse a Dios con una actitud de acción de gracias por todo lo que Él ha hecho por nosotros.
  3. Obedeciendo. En última instancia, mostramos al Señor nuestra gratitud mediante la obediencia. Una vida de santidad fluye de un corazón lleno de agradecimiento por la gracia, la misericordia, el amor y la salvación de Dios. En vez de vivir para nosotros y para nuestros placeres, desearemos exaltar a Cristo en todo lo que hagamos, digamos y pensemos. Y al permitir que el Espíritu de Dios nos controle, nos capacitará siempre para vivir en obediencia, de una manera agradable a Él y que le honre.

Nunca olvidemos las bendiciones de Dios que rodean nuestra vida,

y por las cuales debemos vivir en acción de gracias a Él…

¡¡¡Alabándole, Sirviéndole y Obedeciéndole!!!

CONFESIÓN DE FE:

HOY DECIDO VIVIR EXPRESANDO GRATITUD A DIOS, SIN CONDICIÓN Y POR LA ETERNIDAD, PUES NO PUEDO OLVIDAR TODO LO QUE HA HECHO Y ESTÁ HACIENDO POR MI, Y QUE CON TODA SEGURIDAD LO SEGUIRÁ HACIENDO EN EL FUTURO, POR ESO LO ALABO, LE SIRVO Y LE OBEDEZCO.

ORACIÓN:

Padre Celestial, El Emunah, Dios Fiel (Deuteronomio 32:4). Bendito seas por siempre, mi amado Dios y Señor Jesucristo, grande y poderoso eres Tú, hoy vengo ante tu presencia expresando mi gratitud, pues has cambiado mi vida radicalmente y mi lamento lo has convertido en baile. Por esto y por muchas cosas más, que no tendría el tiempo ni el espacio suficiente para enumerar, puedo estar hoy agradecido, y expresar esta gratitud es para mí un privilegio, pues confío en Ti, y gracias a lo que has hecho y haces actualmente en mi vida, puedo estar seguro de que seguirás haciendo grandes cosas conmigo y para mí. Mi gratitud será eterna hacia Ti, mi amado Señor y Salvador Jesucristo; por eso te alabo, te sirvo y te obedezco sin condición; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!

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