LUCAS 14:25-33 (PDT) Jesús estaba caminando con mucha gente, y les dijo:
“Si alguien viene a mí pero pone en primer lugar a su papá, a su mamá, a su esposa, a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, no puede ser mi seguidor. El que me siga tiene que entregar hasta su propia vida. Si alguien no carga la cruz que se le entrega al seguirme, entonces no puede ser mi seguidor. Cuando alguien va a construir una torre, se sienta primero a hacer un plan, ¿verdad? Tiene que ver si tiene el dinero para hacer el trabajo. Si no hace primero un plan, empezará a construir el edificio pero no lo podrá terminar y todos se burlarán de él. Dirán: ‘Ese hombre empezó a construir el edificio, pero no fue capaz de terminarlo’. O si un rey va a hacer la guerra contra otro, primero se sienta a hacer planes, ¿verdad? Si sólo tiene 10 000 soldados hará planes para ver si puede derrotar al otro que tiene 20 000 soldados. Si no le es posible derrotar al enemigo, aprovechará que todavía está lejos y le mandará mensajeros para hacer la paz. Es lo mismo con cada uno de ustedes: si no dejan todo lo que tienen, no pueden ser mis seguidores.”
♥ Con Dios lo que supuestamente perdimos, es lo que realmente debemos ganar, pues la entrega hace posible que el fruto del Espíritu florezca en nuestra vida.
Ya, en días pasados, hablamos de darle el control de nuestra vida a Dios y el fruto que ganamos como resultado, pero ahora vayamos un paso más allá y preguntemos:
☝🏼 ¿Cómo sabemos si estamos totalmente rendidos?
Estamos rendidos del todo y listos para producir fruto cuando:
- Decimos: “pase lo que pase, Señor, hágase tu voluntad”. Empezamos por reconocer su derecho a tener el control de nuestra vida. Entonces lo seguimos, incluso si no entendemos por completo las razones para guiarnos en cierta dirección.
- Dejamos de negociar con Él. Como pecadores salvos por gracia, no tenemos ninguna razón para negociar con Dios. Él nos redimió con la sangre derramada de su Hijo y nos hizo parte de su familia. Nuestra fidelidad y lealtad a Él debe ser total y sincera.
- Lo dejamos todo para recibir del Señor. La entrega absoluta significa que renunciamos voluntariamente a nuestra independencia y preferencias personales (Mateo 10:39). Al hacerlo, nos posicionamos para ser en verdad útiles al Señor y experimentar una profunda comunión con Él. Puesto que somos un canal abierto listo para el uso de Dios, nada obstruye el flujo de su Espíritu por medio de nuestra vida y obra.
¡¡¡Una entrega total a Cristo significa seguir su dirección en actitud, palabras, pensamientos y acciones, y hacerlo sin disculparnos, sin vacilaciones y sin temor, producirá muchos frutos en nuestra vida!!!
♥ Todo esto tal vez no será fácil, pero siempre recibiremos más de lo que se nos pide que renunciemos.
CONFESIÓN DE FE:
QUIERO SER UN SEGUIDOR DE CRISTO MUY FRUCTÍFERO, EN EL CUAL ESE FRUTO DEL ESPÍRITU SE MANIFIESTA CON SINCERIDAD, Y SÉ QUE PARA LOGRARLO DEBO RENUNCIAR A TODO LO QUE EL SEÑOR ME PIDE, ENTONCES LO HARÉ CON LA CONVICCIÓN DE QUE RECIBIRÉ MÁS DE ÉL.
ORACIÓN:
Padre Celestial, El Shaddai, Dios Todo Suficiente y Poderoso (Génesis 17:1). Amado Dios y Señor nuestro, Jesucristo, Tú eres la fuente inagotable de toda bendición, eres Todopoderoso, por lo cual sé que mis problemas no son demasiado grandes como para que Tú no los puedas manejar. No ha existido ni existe ni existirá un problema o circunstancia o tribulación que no pueda yo solucionar estando contigo en una entrega total que me asegura las bendiciones, las herramientas y las soluciones precisas en tiempo, en conocimiento, en estrategia y en seguridad, para tomar ser fructífero y entonces tener éxito saliendo avante ante la vida y sus dificultades. Gracias mi Señor y Salvador Jesús por modelarme la entrega total como condición de vida digna y bendecida en abundancia; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!