SALMO 119:31-35 (TLA) Dios mío, no me hagas quedar mal, pues confío en tus mandamientos y he decidido obedecerlos. No me tardo en cumplirlos porque me ayudaste a entenderlos. Dios mío, enséñame a cumplir tus mandamientos, pues obedecerlos me hace feliz; ¡los cumpliré toda mi vida! Aclara mi entendimiento, y los seguiré de todo corazón.
♥ No tenemos que entender el “porqué”; solo creer, confiar en Dios, quien siempre sabe qué es lo mejor para nosotros; y entonces decirle: “Obedeceré rápidamente tus órdenes”. (Salmo 119:32 NCV)
¡¡¡Si verdaderamente hay un momento en la vida en el que necesitamos apresurarnos, es cuando Dios nos dice que actuemos, incluso si no entendemos por qué!!!
No necesitamos comprender completamente algo para beneficiarnos de ello. No es fácil entender cómo los aviones pesados vuelan en el aire, pero volamos a menudo; o cómo funcionan las computadoras, pero las usamos una todo el tiempo; o el funcionamiento del motor de combustión interna, pero hemos conducido autos durante años; o cómo flota un buque transatlántico, pero de pronto hemos hecho algún crucero; etc. La verdad es que no tenemos que entender algo del todo para disfrutarlo y beneficiarnos de ello. De igual forma, no tenemos que entender por qué Dios nos dice que hagamos algo para beneficiarnos de la obediencia.
Si usted es padre, es probable que le haya dicho a su hijo que haga algo y él le haya respondido: “¿Por qué debería hacer eso?”. Y es posible que usted le haya respondido con cuatro pequeñas palabras: “Porque yo lo dije”.
Cuando hacemos eso, estamos diciendo mucho más que esas cuatro palabras, realmente estamos diciendo: “He vivido mucho más tiempo que tú, y no tienes la edad suficiente para entender, pero algún día lo harás. Te estoy diciendo que hagas esto por tu propio bien”.
☝🏼 Y si hay alguien que tiene el derecho y la autoridad de decir: “Porque yo lo dije”, es Dios, el Omnipotente Creador, Gobernante del universo y nuestro Padre Celestial. En la Biblia, cada vez que Dios da una orden sin una fecha específica, espera una acción inmediata. Le daré un ejemplo. Cuando una mamá llama a la familia a cenar a una hora específica diciendo: “Vengan a cenar a las 7:30 esta noche”, significa que necesitamos estar listos para comer a esa hora. Pero si ella dice: “¡Vengan a cenar!”, sabemos que eso significa ahora, ya. A los niños les gusta jugar todo tipo de juegos para retrasar su obediencia, a veces fingen que no escuchan. Y nosotros hacemos esto con Dios todo el tiempo, fingimos que no podemos oírlo, a pesar de que está hablando con claridad. Otra es que imaginamos que mamá está hablando con los demás. Hacemos lo mismo con Dios cuando leemos un mandamiento en la Biblia y pretendemos que está hablando con otra persona, pero ninguno de estos trucos engaña a Dios. Estas tácticas dilatorias son una rebelión sutil que cuestiona la autoridad de Dios o su plan.
♥ Piense en algunas estrategias que puede emplear para incorporar mejor en su vida el hábito de la obediencia inmediata. ¿Con cuál empezará a trabajar hoy?
CONFESIÓN DE FE:
SÉ QUE LA FE TAMBIÉN ES OBEDECER A DIOS INMEDIATAMENTE, INCLUSO CUANDO NO ENTIENDO O CUANDO VEO OBSTÁCULOS POR DELANTE, POR ESO DARÉ UN PASO ADELANTE CON FE, SABIENDO QUE DIOS ESTÁ MOTIVADO POR SU AMOR POR MÍ Y QUE ÉL TIENE SU MEJOR INTERÉS EN EL CORAZÓN.
ORACIÓN:
Dios y Señor nuestro, Adonai, Rey de reyes y Señor de señores (Isaías 6:1). Soberano Rey y Dios Omnipotente, Jesucristo, a Ti que estás sentado en un Majestuoso Trono, alto y sublime, dispuesto total y enteramente para nosotros tus seguidores, vengo a darte gracias hoy mi Señor, por tu instrucción diaria, por tu guía y tus preceptos, que son perfectos, protectores, oportunos y llenos de sabiduría. Me inclino ante Ti para decirte que voy a ser valiente y a obedecer inmediatamente y sin preguntar por qué como respuesta a tu orden, de manera que pueda yo experimentar tu Poder Divino en beneficio mío y de los que me rodean. Gracias mi Señor y Salvador Jesucristo por tus planes perfectos para mi vida y el poder que me das para llevarlos a cabo siendo obediente sin condición; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!