JOB 33:26-28 Cuando él ore a Dios, será aceptado y Dios lo recibirá con alegría y lo restaurará a una relación correcta. Declarará a sus amigos: “Pequé y torcí la verdad, pero no valió la pena. Dios me rescató de la tumba y ahora mi vida está llena de luz”. (NTV)
♥ De cómo podemos estar seguros de que en lugares de delicados pastos veremos la luz y seremos aceptables a Dios.
Este pasaje bíblico que estudiamos hoy es una palabra de verdad sacada de la experiencia de un hombre de Dios y que puede ser considerada como una promesa. Cuanto el Señor ha hecho y está haciendo, continuará llevándolo a cabo hasta tanto que el mundo subsista. El Señor aceptará a cuantos a Él acudan confesando sinceramente sus pecados. Dios siempre está atento para descubrir a todos los que están tristes a causa de sus pecados.
✓ ¿No podemos nosotros aplicarnos estas mismas palabras?
✓ ¿No hemos pecado voluntaria y personalmente, de modo que hemos podido decir con sinceridad: “He pecado”?
✓ ¿No hemos pecado intencionalmente pervirtiendo lo recto?
✓ ¿No hemos pecado de suerte que ha sido posible reconocer que de nada nos ha aprovechado y que sólo nos acarreó la muerte eterna?
Vayamos a Dios con esta confesión sincera. Dios no nos exige más, pero tampoco nosotros podemos darle menos. Presentemos su promesa en el nombre de Jesús.
♥ Él librará nuestra alma del abismo del infierno, cuya boca está abierta para tragarnos; Él nos concederá vida y luz.
¿Por qué desesperar? ¿Por qué dudar?
¡¡¡El Señor jamás defrauda a las almas sencillas y arrepentidas!!!
CONFESIÓN DE FE:
LOS CULPABLES PODEMOS SER PERDONADOS, QUIENES MERECEMOS LA CONDENACIÓN PODEMOS RECIBIR ABSOLUCIÓN GRATUITA. HOY RECIBIRÉ LUZ, ACEPTACIÓN Y PERDÓN POR LA MISERICORDIA DE DIOS; PARA ÉL SIEMPRE SEREMOS ACEPTABLES A TRAVÉS DE LA OBRA DEL SEÑOR JESÚS.
ORACIÓN:
Padre Misericordioso, Elohim Selichot, Dios del Perdón (Nehemías 9:17). Mi amado Dios y Señor Jesucristo, los hombres podemos ser lentos para perdonar, pero sabemos que está en tu naturaleza el perdonar, y que el deseo de Dios Padre es concedernos totalmente Su perdón. Por eso hoy a Ti confieso mis pecados e imploro tu perdón. Reconozco que soy un pecador y por lo tanto necesito de un Salvador y solo hay uno, y ese eres Tú, mi señor Jesús. Bien dice tu Palabra: “Se negaron a obedecerte y no se acordaron de los milagros que habías hecho a favor de ellos. En cambio, se pusieron tercos y nombraron a un líder para que los llevara de regreso a su esclavitud en Egipto; pero Tú eres Dios de perdón, bondadoso y misericordioso, lento para enojarte y rico en amor inagotable. No los abandonaste, ni siquiera cuando se hicieron un ídolo en forma de becerro y dijeron: ‘¡Este es tu dios que te sacó de Egipto!’. Cometieron terribles blasfemias”, (Nehemías 9:17,18). Gracias Padre Celestial por tu perdón sin condición, provisto en la vida de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, y el cual nos ha hecho aceptables a Ti; he orado en su Poderoso Nombre ¡Amén!