ISAÍAS 48:17 Esto dice el Señor, tu Redentor, el Santo de Israel: “Yo Soy el Señor tu Dios, que te enseña lo que te conviene y te guía por las sendas que debes seguir. (NTV)
♥ De las razones para ser buenos alumnos del Señor, como verdaderos discípulos que somos enseñados por Él para bien, y así convertirnos en la perfecta expresión de la voluntad de Dios.
Desde niño nos inscribieron en la escuela o el colegio para que aprendiéramos diferentes materias básicas como alumnos en la educación primaria y secundaria, y así prepararnos para los caminos a seguir en el momento en que fuéramos grandes. No entendíamos muy bien el verdadero propósito de la escuela mientras éramos niños. Cuando jóvenes tal vez aún no estábamos muy convencidos, pero cuando llegamos a ser adultos de pronto comprendimos el verdadero significado de la educación.
Sin embargo, es mi caso, aunque doy gracias por los momentos pasados en la escuela o el colegio, ninguno de esos momentos es comparable con los instantes más preciosos que he pasado siendo alumno de Jesús. Si, el único Dios, creador de todo cuanto existe, promete enseñarnos para nuestro bien. El Señor Jesús es el maestro por excelencia, es el Maestro de maestros, el Rabí. El nos enseña las lecciones precisas y concisas, pues no da vueltas por la vida ni hojea papeles para ver en qué gasta el tiempo mientras suena la campana del recreo. Él tiene todo lo exacto y preciso, todas sus enseñanzas son para nuestro bien y además nos guía en el camino que debemos seguir. Sus enseñanzas no son dadas en un aula de clase, su salón de clase puede ser la casa, la calle, la oficina, el mercado o el carro, incluso la escuela, el colegio o la universidad, Él no está confinado a un lugar. El Señor Jesús mismo enseñó debajo de un árbol, a la orilla de la playa o en las calles, y aún lo sigue haciendo. Pero nosotros como sus buenos alumnos, necesitamos estar muy dispuestos a escuchar su clase y participar en ella sabiendo que en la próxima esquina podremos tener la mejor lección de nuestra vida. No es nuestro camino, sino el camino de Él. No seremos especialistas en una materia, sino en la vida misma. Las lecciones de Dios para nuestra vida quedarán grabadas no en hojas cuaderno, sino en las tablas de nuestro corazón, y su Santo Espíritu las escribirá con tinta que jamás se borra. No son lecciones para ser memorizadas, sino para ser entendidas. Su dirección es perfecta y por su supuesto que sus caminos son rectos.
¡¡¡Un discípulo de Jesús, un buen alumno suyo, entra en un proceso
de aprendizaje permanente para vivir la misma vida que Jesús vivió,
la cual es la perfecta expresión de la voluntad de Dios!!!
CONFESIÓN DE FE:
QUIERO SER POR SIEMPRE UN BUEN ALUMNO DEL SEÑOR JESÚS; QUIERO VERLO CON LOS OJOS DE MI ALMA Y SENTARME A SUS PIES PARA BUSCAR DE ÉL LA ORIENTACIÓN PRECISA Y NECESARIA, Y ENTONCES CONVERTIR MI VIDA, COMO DISCÍPULO SUYO, EN LA PERFECTA EXPRESIÓN DE LA VOLUNTAD DE DIOS.
ORACIÓN:
Dios Nuestro, Señor Jesús, Rabí, Maestro de maestros (Juan 3:2). Mi amado Señor y Maestro Jesús, gracias quiero darte hoy por tu sabiduría Divina, gracias por ser el Maestro de Maestros. Gracias por tu promesa de enseñarme para mí bien y de guiarme por el camino correcto. Hoy clamo a Ti, ayúdame Señor a ser un buen alumno tuyo, a caminar en ese sendero y a no ignorar jamás las lecciones preciosas que me das. Sé que lo que necesito es sensibilidad espiritual para no ignorarte y espíritu de sabiduría y revelación para encontrar esos tesoros que forjarán mi vida de verdadero discípulo, que jamás la sumisión y el deseo de aprender de TI se pierdan en mí. Gracias, mi Señor y Maestro Jesús, por tus maravillosas enseñanzas; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!