BIBLIA Y TRABAJO

COLOSENSES 3:1-4 (RVA’15) Siendo, pues, que ustedes han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba donde Cristo está sentado a la diestra de Dios. Ocupen la mente en las cosas de arriba, no en las de la Tierra; porque han muerto, y su vida está escondida con Cristo en Dios. Y cuando se manifieste Cristo, la vida de ustedes, entonces también ustedes serán manifestados con Él en gloria.

De la importancia de entender que si es posible meditar en la Palabra de Dios, la Biblia, mientras se trabaja.

☝🏼 ¿Alguna vez ha tenido uno de esos días tan ajetreados en los que no para de trabajar desde el momento en que se levantó hasta que se acostó a dormir?

Hace poco tuve un día así. Y esa noche cuando apagué la luz, me di cuenta de que apenas había pensado en Jesús desde mi tiempo devocional temprano esa mañana. Inmerso en mi lista de quehaceres, incluyendo los ministeriales, había pasado todo el día sin orar ni pensar en lo que Él podría desear.

Es fácil alejarnos de nuestro tiempo destinado a la oración y a la lectura de la Biblia sin mirar atrás, pero he aprendido que hay una manera de sobrellevar mi lista de quehaceres y a la vez mantener mi corazón y mente cercanos a Jesús.

¡¡¡Meditar en las Escrituras es una disciplina espiritual que podemos practicar durante todo el día, incluso cuando nuestras manos están ocupadas con tareas urgentes, pues al reflexionar sobre la Biblia se cierra la brecha entre nuestro tiempo de estudiar Sus palabras y vivirlas!!!

En el pasaje que estudiamos hoy el Apóstol Pablo lo que dice en otras palabras, es que si ha creído en Jesús para salvación de sus pecados, usted le pertenece. Está seguro en Su amor, y su vida debe ser vivida a través de Él y para Él. Cada momento de su día por más insignificante o pequeño que parezca le pertenece a Jesús. Permanecer conectado a Él a lo largo del día le ayudará a vivir sus días ordinarios con una perspectiva eterna. Pero, surge un interrogante:

☝🏼 ¿Cómo podemos mantenernos conectados a Cristo y su Palabra en medio de la rutina del trabajo, o ropa sucia, llamadas telefónicas y fechas límite? Pablo también nos dice que pongamos nuestra mente en las cosas del Cielo, en los pensamientos de Dios (Vs.3). Cuando llenamos nuestros corazones con la Palabra de Dios, podemos vivir enfocadas en Cristo en el aquí y ahora. Nuestras listas de quehaceres pueden ser extensas y necesarias, pero Jesús es nuestra vida misma y se glorifica en ella (Vs.4). Para ocupar la mente en las cosas de arriba, debemos llenarla hasta el tope con las buenas y verdaderas palabras del Señor, recurriendo a las Escrituras una y otra vez. Al atar nuestras mentes a la Palabra de Dios, nos arraigamos en la eternidad, anclando nuestros corazones a nuestro hogar para siempre con el Señor, y dirigiendo a otros a la esperanza en Cristo.

Una de las maneras más prácticas en que podemos hacer esto es memorizar las Escrituras. Puede parecer intimidante, pero es factible y gratificante. Elija algún pasaje de las Escrituras que direccione su corazón hacia el carácter y los propósitos de Dios. Escríbalo en una tarjeta, póngala donde la pueda ver a lo largo del día y comience a guardar los versículos en su corazón, frase por frase. Utilice los momentos del día en los que sus manos están ocupadas pero su mente no. Tal vez tenga que abordar esa lista de quehaceres, pero puede fijar su mente en lo que está arriba acompañando sus tareas con la memorización de las Escrituras, repitiendo la Palabra de Dios en voz alta para sí mismo una y otra vez mientras lava los platos, va al trabajo, o dobla una pila de ropa limpia, o saca el perro a sus necesidades.

Sus momentos ordinarios son oportunidades para deleitarse en la Palabra de Dios y permanecer conectado a Él todo el día.

CONFESIÓN DE FE:

SÉ QUE MEMORIZAR LA BIBLIA ES CRUCIAL PARA MOLDEAR LA MANERA EN QUE VIVO MI VIDA, PORQUE CAMBIA MI MANERA DE PENSAR Y RESPONDER A DIOS; ENTONCES A MEDIDA QUE GUARDO LAS ESCRITURAS EN MI CORAZÓN, PODRÉ ASEMEJARME CADA VEZ MÁS A JESÚS, AQUEL QUE ES MI VIDA MISMA.

ORACIÓN:

Padre Celestial, El Deot, Dios de todo Conocimiento (1 Samuel 2:3). Dios mío, hoy quiero primero que todo agradecerte por hacerme tuyo en Cristo. Gracias por llevarme a la convicción, y solo por la práctica, de que mientras medito y memorizo tu Poderosa Palabra, me ayudas a crecer en fidelidad sin importar las circunstancias ni qué me depare el día a día. Gracias porque hoy sé que el trabajo cotidiano no puede ser un impedimento para que te conozca cada día más a través de la Palabra, sino por lo contrario, que puedo utilizar momentos específicos dentro de mis jornadas de trabajo, para aprender cada día más de Ella y llenar así también mi depósito. He orado en el Poderoso Nombre de Jesús ¡Amén!

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