2 CRÓNICAS 7:14-16 (NTV) “…pero si mi pueblo, que lleva mi Nombre, se humilla y ora, busca mi rostro y se aparta de su conducta perversa, yo oiré desde el Cielo, perdonaré sus pecados y restauraré su tierra. Mis ojos estarán abiertos y mis oídos atentos a cada oración que se eleve en este lugar. Pues he elegido este templo y lo he apartado para que sea santo, un lugar donde mi Nombre será honrado para siempre. Lo vigilaré sin cesar, porque es muy preciado a mi corazón.
Los verdaderos seguidores de Jesucristo somos llamados por Él mismo a ser humildes y buscarlo en oración sin condición.
En la Biblia hemos leído que a Dios le gusta la humildad. Y yo siempre he dicho que cuando de veras y de corazón nos rendimos totalmente a Dios, Él nos responde, y lo he visto. Cuando ya no tenemos nada más de qué agarrarnos, hasta el menos creyente clama a Dios. Y no debería ser así, sobre todo con quienes ya decidimos hacernos cristianos, pero sucede, porque nuestra lucha con el orgullo y la carnalidad suele ser diaria. Queremos hacerlo todo en nuestras fuerzas, porque nos creemos capaces o nos consideramos poderosos, es evidente cuando procedemos así. La verdad es que necesitamos ubicarnos en el tamaño del universo o los universos que Dios creó. No olvidemos que ante su magnánima Creación somos una mota de polvo, somos una minúscula partícula de ese todo. Y, sin embargo, jamás olvidemos cuánto nos ama. Cuando entendemos realmente el tamaño de Dios, la inmensidad de su poder y creemos en su gran amor y su perdón, no nos podemos quejar. No debemos quejarnos de nada, porque para comenzar, todo nos lo ha dado Él y debemos estar humildemente agradecidos, pues Dios nos da gracia con generosidad.
¡¡¡Nuestro Amado Señor detesta la jactancia, el orgullo y el pecado,
pero sonríe y adora que seamos humildes y como niños ante Él,
por eso necesitamos buscar de Dios en todo momento
y nunca olvidar la gracia que nos ha dado!!!
El precio que Jesús, siendo Dios, pagó en la Cruz por nosotros, no lo debemos olvidar jamás, pues entregó su vida para darnos salvación a todos lo que creamos en Él. Espero que este devocional le deje claro ese mensaje y la razón por la cual estamos llamados a buscarlo y ser humildes.
Bien lo aclara el apóstol en la Palabra: (Santiago 4:6-8 NVT)
Y Él da gracia con generosidad, como dicen las Escrituras: “Dios se opone a los orgullosos pero da gracia a los humildes”. Así que humíllense delante de Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes. Acérquense a Dios, y Dios se acercará a ustedes.
Piense en esto:
✓ ¿Qué cosas ha hecho que le hagan olvidar dar gracias a Dios?
✓ ¿Qué ha intentado hacer por sus propios medios que luego tiene que poner en manos de Dios porque le salió mal?
CONFESIÓN DE FE:
SÉ QUE NO ES CUESTIÓN DE HUMILLARNOS Y DEJARNOS VAPULEAR, ES SER HUMILDES ANTE LA INIGUALABLE GRANDEZA DE DIOS Y ESA GRACIA ÚNICA E INMERECIDA QUE NOS DA A DIARIO; ENTONCES LO BUSCARÉ BAJO ESA PREMISA Y SIN CONDICIÓN.
ORACIÓN:
Amado Padre Celestial, el Echad, el Dios único y Verdadero (Malaquías 2:10). Mi amado Señor y Rey Jesús, único, verdadero Dios vivo. Hoy vengo a tu presencia una vez más pidiendo perdón si me he vuelto orgulloso o vanidoso, y clamándote que me ayudes como sea necesario, para que yo no olvide nunca todo lo que Tú has hecho por mí, Señor de mi vida. Ayúdame a ser humilde como a Ti te agrada. Sé que no es cuestión de humillarnos y dejarnos vapulear, es ser humildes ante tu inigualable grandeza y esa gracia única e inmerecida que nos das a diario. Gracias mi Dios por todo lo que me has dado, te amo y te necesito; he orado en el Poderoso Nombre de Jesús ¡Amén!
Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri