1 JUAN 1:5-7 Este es el mensaje que oímos de Jesús y que ahora les declaramos a ustedes: Dios es Luz y en Él no hay nada de oscuridad. Por lo tanto, mentimos si afirmamos que tenemos comunión con Dios, pero seguimos viviendo en oscuridad espiritual; no estamos practicando la verdad. Si vivimos en la luz, así como Dios está en la luz, entonces tenemos comunión unos con otros, y la Sangre de Jesús, su Hijo, nos limpia de todo pecado. (NTV)
♥ De la confesión del pecado a Dios, lo cual nos mantiene en la Luz de Cristo.
El tema central de la primera epístola de Juan no es sobre la salvación, aunque habla de la necesidad de confesar el pecado. Esta carta está escrita a personas que ya tienen una relación con Dios, pero que necesitan recordar cómo permanecer en comunión constante con Él y mantenernos en su Luz.
El Padre Celestial quiere que los creyentes disfruten de su presencia, pero para eso deben primero ocuparse de su pecado. Aunque los cristianos hemos sido hechos nuevos en Cristo (2 Corintios 5:17), no somos perfectos, y por tanto pecamos. Somos seres humanos con un cuerpo físico que conserva todas sus necesidades naturales de comida, sexo, descanso, ejercicio, cuidado y placer. Cuando estos deseos están bajo el control del Espíritu Santo, tenemos vidas gozosas que honran a Dios. Pero si cedemos a la tentación de apaciguar la carne, invitamos a las tinieblas a introducirse en nuestras vidas (1 Juan 1:6). Sin embargo, es importante entender que “andar en tinieblas” no significa que un creyente puede perder su salvación, quienes han recibido a Jesucristo como salvador, jamás podrán ser separados de la Luz de su Amor. Pero podemos decidir vivir fuera de la voluntad de Dios, y desviarnos a una senda oscura de pecado por un tiempo. Puesto que las tinieblas y la luz no pueden coexistir, hacerlo llenará nuestro espíritu de tensión.
¡¡¡Confesar a Dios nuestros pecados ahuyenta la oscuridad y devuelve la paz, y cuando estamos en la comunión adecuada con Él irradiamos Su Luz, Su Paz y contentamiento!!!
♥ Debemos deleitarnos en el Señor (Salmo 37:4), pasando tiempo en su presencia, pensando en cómo obedecerlo y agradarlo, y compartiéndolo con quienes nos rodean.
CONFESIÓN DE FE:
ESTOY COMPLETAMENTE CONVENCIDO DE QUE, CONFESAR MI PECADO A DIOS MANTIENE FUERTE Y LIBRE MI COMUNIÓN CON EL SEÑOR, LO GLORIFICA Y ME LLEVA A SU LUZ, LA CUAL IRRADIARÁ PAZ Y GOZO A MI VIDA Y A LA DE LOS QUE ME RODEAN.
ORACIÓN:
Dios Padre, Elohim Selichot, Dios del Perdón (Nehemías 9:17). Mi amado Señor Jesucristo, hoy sé, y por conocimiento de causa, que está en tu naturaleza, como Dios Todopoderoso que eres, el perdonar, pues Tú me has demostrado con creces que tu deseo es concedernos total perdón. También sé, mi Señor Jesús, que Tú eres la Luz del Mundo (Juan 8:12), y has alumbrado con ella mi vida, y me has traído el verdadero conocimiento de Dios Padre. Gracias quiero darte hoy por estar siempre dispuesto para perdonar el pecado a aquellos que nos acercamos a Ti a confesarlo, con verdadero arrepentimiento y convicción, pues también sé que Tú eres fiel y justo para hacerlo, de manera que nos limpias y liberas de las tinieblas para gozarnos en tu Luz admirable, que a la vez traerá, como consecuencia, gozo y paz a nuestras vidas. Gracias Padre Celestial por proveer el mecanismo indefectible para nuestra confesión de pecados a Ti y el perdón que nos devuelve a la Luz de Jesús; he orado en su Poderoso Nombre ¡Amén!