1 CORINTIOS 9:24-27 Ustedes saben que, en una carrera, no todos ganan el premio sino uno solo. Y nuestra vida como seguidores de Cristo es como una carrera, así que vivamos bien para llevarnos el premio. Los que se preparan para competir en un deporte, dejan de hacer todo lo que pueda perjudicarles. ¡Y lo hacen para ganarse un premio que no dura mucho! Nosotros, en cambio, lo hacemos para recibir un premio que dura para siempre. Yo me esfuerzo por recibirlo. Así que no lucho sin un propósito. Al contrario, vivo con mucha disciplina y trato de dominarme a mí mismo. Pues si anuncio a otros la buena noticia, no quiero que al final Dios me descalifique a mí. (TLA)
♥ De cómo el crecimiento en la vida cristiana es como una carrera, con premio y todo, por eso debemos prepararnos para que ese crecimiento sea evidente, para ganarnos el premio eterno y no ser descalificados por Dios.
?? Historia de la vida real:
Spiridon Louis no es muy conocido en el mundo, pero si en Grecia. Esto se debe a lo que sucedió en 1896, cuando los Juegos Olímpicos resurgieron en Atenas. En las pruebas de aquel año a los griegos les fue bastante bien ya que fue la nación que ganó más medallas. Pero el evento que se convirtió en el verdadero orgullo de Grecia fue la primera maratón en la historia. En esta carrera compitieron 17 atletas, en aquella ocasión fue de 40 kilómetros (24,8 millas), y la ganó Louis, un simple obrero. Por sus logros el rey y la nación lo honraron, y se convirtió en héroe nacional.
El apóstol Pablo utilizó el correr una carrera, tal vez la figura de maratón, como ilustración para describir la vida cristiana y su crecimiento a través del tiempo, evidenciado al recibir el galardón eterno. En el pasaje que estudiamos hoy, no solo nos desafió a correr, sino a hacerlo como para ganar. Dijo:
“En una carrera son muchos los que corren, pero sólo uno obtiene el premio. Corran de tal modo que ganen la carrera”. (Vs.24 NBV)
Pablo no solo enseñó esta verdad, sino que la puso en práctica en su propia vida. En su última epístola a Timoteo, declaró:
“He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”. (2 Timoteo 4:7 RV60).
Después de haber completado la carrera y lograr la madurez espiritual, el apóstol gozosamente anticipaba el momento de recibir la Corona de Victoria de manos del Rey del Cielo, el Señor Jesús, que mejor premio que ese.
♥ Mi recomendación para hoy: Así como Pablo…
¡¡¡Corra la carrera terrenal para ganar y agradar al Rey y Señor Jesucristo!!!
Pero tenga en cuenta que la carrera del cristiano no es de velocidad, es una maratón, es decir de perseverancia y resistencia para crecer espiritualmente cada día
CONFESIÓN DE FE:
CORRERÉ MI CARRERA TERRENAL CON SUMO CUIDADO, ES DECIR, CON DISCIPLINA EN EL ENTRENAMIENTO, LA FE PUESTA EN JESÚS Y LA INTENCIÓN DE CRECER HASTA LA MADUREZ ESPIRITUAL, ENTONCES CON TODA SEGURIDAD DE SU PROPIA MANO RECIBIRÉ EL PREMIO FINAL.
ORACIÓN:
Padre Celestial, Elohim Mauzi, Dios de mi Fortaleza (Salmo 27:1). Mi amado Dios y Señor Jesucristo, yo sé que Tú, el Fuerte, deseas hacernos fuertes, y cuando reconocemos nuestra debilidad, Tú puedes hacernos fuertes, cuando estamos unidos a Ti, y en Ti creemos y confiamos. Por eso hoy te clamo Señor, para que me des la fuerza y el aliento necesarios para correr la carrera de la vida sin temor a los obstáculos y dificultades que en ella pueda encontrar, y con la intención de crecer a través de ella. Sé que la disciplina de buscar en tu Palabra el apoyo y la instrucción necesaria para esto es indispensable, así que te pido que me hagas un esforzado y valiente corredor, con la vista, la confianza y la fe puestas solo en Ti. Gracias, mi amado Señor y Salvador Jesucristo; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!