ESCUCHANDO LA PALABRA

NEHEMÍAS 8:5-8 (NTV) Esdras estaba de pie en la plataforma a plena vista de todo el pueblo. Cuando vieron que abría el libro, se pusieron todos de pie. Entonces Esdras alabó al Señor, el Gran Dios, y todo el pueblo, con las manos levantadas, exclamó: “¡Amén! ¡Amén!”. Luego se inclinaron y, con el rostro en tierra, adoraron al Señor. Entonces los levitas Jesúa, Bani, Serebías, Jamín, Acub, Sabetai, Hodías, Maaseías, Kelita, Azarías, Jozabed, Hanán y Pelaías, instruyeron al pueblo en la ley mientras todos permanecían en sus lugares. Leían del libro de la Ley de Dios y explicaban con claridad el significado de lo que se leía, así ayudaban al pueblo a comprender cada pasaje.

De la importancia de entender que Dios quiere que sus hijos escuchemos su Palabra, la Biblia, con la intención de que vivamos la vida que Él mismo diseñó para nosotros.

¡¡¡Los preceptos de la Biblia nos enseñan cómo vivir en plenitud!!!

Sin embargo, para recibir las enseñanzas de Dios, tenemos que aprender a escucharlo por medio de Su Palabra

En el pasaje que estudiamos hoy, se hace evidente que, en los días de Nehemías, los israelitas que ayudaron a reconstruir el templo eran buenos oyentes. Después de trabajar juntos para restaurar el muro de la ciudad, le pidieron a Esdras, el escriba, que les leyera los rollos que contenían las leyes de Dios. La lectura duró varias horas, durante las cuales el pueblo estuvo de pie escuchando con atención al escriba mientras leía. Estaban concentrados en comprender lo que había sido escrito en la ley de Moisés. Los rollos estaban escritos en hebreo, y para aquellos israelitas el arameo era el idioma que hablaban pues habían estado cautivos en Babilonia, pero se habían reunido con el propósito de conocer el carácter de Dios y obedecer su plan. Por esta razón, los levitas traducían de modo que el pueblo entendiera la lectura (Vs.8). Mientras Esdras alababa al Señor, los corazones de las personas fueron transformados. La acción de gracias y la humildad los prepararon para recibir de Dios, entonces se inclinaron ante Él en gratitud por el privilegio de escuchar las Sagradas Escrituras.

Necesitamos entender qué agrada al Señor para que podamos obedecer su plan, y para lograr eso, significa que debemos ser buenos oyentes de su Palabra, la Biblia, y que desarrollemos mayor humildad, atención, gratitud y celo por Él.

CONFESIÓN DE FE:

A MEDIDA QUE APRENDO A ESCUCHAR A DIOS Y LE OBEDEZCO, DEBO DISPONERME NO SOLO A COMPARTIR LA PALABRA DE DIOS CON OTROS, SINO TAMBIÉN A ESCUCHARLA CON DEVOCIÓN, PARA PODER EXPLICÁRSELAS CORRECTAMENTE, DE MANERA QUE ELLOS PUEDAN CONOCER MEJOR AL SEÑOR Y OBEDECERLE.

ORACIÓN:

Padre Celestial, El Kana, El Dios Celoso (Deuteronomio 4:24). Mi amado Dios y Señor, Jesucristo, hoy te doy gracias porque Tú, El Todopoderoso, eres extremadamente protector de tu pueblo y no quieres compartir nuestros afectos con otros “dioses”. Bien dice tu Palabra que tu mismo Nombre y Carácter es Celoso (Éxodo 34:14). Por eso hoy vengo a Ti a escucharte y obedecerte y, no solo eso sino, con la intención clara de desarrollar en mi vida más humildad, estar más atento a tu instrucción, ser más agradecido e incrementar mi celo por Ti, de manera que pueda yo trasmitir esto mismo a mis semejantes. Gracias mi amado Señor y Salvador Jesucristo por hablarme, permitirme escucharte y enseñar lo que me hablas en tu Palabra; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!

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