1 CORINTIOS 1:18-21 (NVI) ¡El mensaje de la cruz es una ridiculez para los que van rumbo a la destrucción! Pero nosotros, que vamos en camino a la salvación, sabemos que es el poder mismo de Dios. Como dicen las Escrituras:
“Destruiré la sabiduría de los sabios y desecharé la inteligencia de los inteligentes”.
Así que, ¿dónde deja eso a los filósofos, a los estudiosos y a los especialistas en debates de este mundo? Dios ha hecho que la sabiduría de este mundo parezca una ridiculez. Ya que Dios, en su sabiduría, se aseguró de que el mundo nunca lo conociera por medio de la sabiduría humana, usó nuestra predicación “ridícula” para salvar a los que creen.
♥ De cómo Dios honra su Palabra en nuestra fe; Él se deleita en que sus hijos den un paso en el oscuro vacío con nada bajo sus pies, excepto la Palabra de Dios.
¡¡¡La razón puede ser la enemiga de la fe!!!
Ella trata de superar a la confianza en Dios, impulsándonos a confiar en la inteligencia humana, y este tipo de pensamiento lógico pone la confianza en el hombre, pero debido a que no somos omniscientes ni todopoderosos, eso lleva a la incertidumbre y a la intranquilidad
La primera batalla entre la fe y la razón humana tuvo lugar en el huerto del Edén. Incitada por las mentiras de la serpiente, Eva comenzó a mirar su situación desde una perspectiva puramente lógica, y juzgó que Dios le estaba impidiendo disfrutar de algo bueno. Su fe vaciló cuando ideas aparentemente lógicas llenaron su mente. No estoy diciendo que el camino de la fe nunca sea lógico, pero al funcionar solamente sobre la base de la razón, el conflicto con el Señor es inevitable. La razón es que sus instrucciones y sus acciones no siempre parecen razonables desde la perspectiva humana. Aunque la Palabra dice que los pensamientos y los caminos de Dios son más altos que los del hombre (Isaías 55:8,9), muchas personas juzgan a las ideas Divinas como inferiores a la inteligencia humana.
En el pasaje que estudiamos hoy, el apóstol Pablo enfatiza esto cuando señala que las decisiones de Dios son ilógicas según las normas del mundo. Su mensaje de salvación parece ridículo, una tontería, y sus mensajeros parecen insignificantes. En una época en que se valora el reconocimiento y la admiración, la persona que cree en Dios y le cree a su Palabra, es considerada débil y necesitada de una muleta religiosa para hacerle frente a la vida. Aunque esta descripción parezca burla, es en realidad bastante acertada. Al reconocer su impotencia, los creyentes se apoyan en Cristo para que Él pueda levantarlos y les ayude a mantenerse firmes. Aquel día en el Edén, el pecado y la presunción entraron en el corazón humano. Pero toda la sabiduría mundana que alimenta nuestro orgullo es anulada por Dios.
♥ Él no está buscando personas grandes e impresionantes, sino servidores débiles y humildes que puedan jactarse solamente en Cristo, para los cuales solo el Salvador es su fortaleza y su sabiduría.
CONFESIÓN DE FE:
AUNQUE PAREZCA LOCURA, UNA RIDICULEZ O TONTERÍA, SEGUIRÉ HABLANDO DE JESÚS Y PRESENTÁNDOLO COMO EL ÚNICO Y SUFICIENTE SALVADOR, Y EL SOBERANO SEÑOR DE NUESTRAS VIDAS, ESA ES MI FE Y NO MI RAZÓN.
ORACIÓN:
Padre Celestial, El Echad, el Dios Único y Verdadero (Malaquías 2:10). Mi amado Rey y Señor Jesús, hoy vengo a tu Presencia clamando porque quiero tener más fe, quiero creer cada día más en Ti. Quiero ver claro lo que en este momento puede ser oscuridad, dale un poco de luz a mi corazón y a mi mente para que pueda ver más allá de mis razonamientos y mis dudas. Señor Jesús, Tú eres la razón de mi vida y mi Salvador. Infinitas gracias te doy por tan grande sacrificio, el cual puede parecer un misterio, o una ridiculez, pero que por gracia es revelado a aquellos que creemos en Ti con una fe inamovible, una fe puesta a prueba permanentemente por la inteligencia humana, que por andar razonando tu Palabra, no logran conocer de la verdadera sabiduría que solo Tú puedes dar. Gracias Padre Celestial por habernos escogido, tal vez, de lo más vil y menospreciado para llevar tu mensaje de verdad al mundo; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!