JUAN 13:33-35 Mis amados amigos, dentro de poco ya no estaré más con ustedes. Me buscarán, pero no me encontrarán. Les digo a ustedes lo mismo que les dije a los jefes judíos: No pueden ir a donde Yo voy. Les doy un mandamiento nuevo: Ámense unos a otros. Ustedes deben amarse de la misma manera que Yo los amo. Si se aman de verdad, entonces todos sabrán que ustedes son mis seguidores. (TLA)
♥️ De lo importante que es para un verdadero seguidor de Jesucristo, tener una familia de la Iglesia, dónde crecer en la vida cristiana y en todas las áreas de su vida.
Dios en su Palabra dice que un cristiano sin un hogar de iglesia es como un órgano sin cuerpo, una oveja sin rebaño o un niño sin familia. Es un estado antinatural:
“Ante Dios ustedes ya no son extranjeros. Al contrario, ahora forman parte de su pueblo y tienen todos los derechos; ahora son de la familia de Dios”. (Efesios 2:19 TLA).
La cultura actual de individualismo independiente ha creado muchos huérfanos espirituales, “creyentes conejitos” que saltan de una iglesia a otra sin ninguna identidad, responsabilidad o compromiso. Muchos creen que es posible ser un “buen cristiano” sin unirse, o incluso asistir, a una iglesia local. Pero Dios está totalmente en desacuerdo. La iglesia es tan significativa que Jesús murió en la Cruz por ella (Efesios 5:25). Excepto por algunas excepciones importantes que se refieren a todos los creyentes a lo largo de la historia, casi cada vez que la Palabra “iglesia” se usa en la Biblia, se refiere a una congregación local y visible. El Nuevo Testamento asume que cada cristiano será miembro de una iglesia local; entonces si eres un verdadero seguidor de Jesucristo, es importante estar comprometido con un grupo específico de discípulos, una familia de la iglesia que te identifica como un creyente genuino. Y por eso Jesús dijo que “nuestro amor los unos por los otros, demostraría al mundo que somos verdaderos discípulos de Él” (Juan 13:35 Par). Tu compromiso con una iglesia te identifica como creyente, pero también te fortalece como creyente. Cuando te reúnes con tu iglesia, obtienes motivación y aliento de otros creyentes, y les proporcionas motivación y aliento a ellos. Tal vez has tenido una gran semana y sientes que no necesitas ir a la iglesia, pero si no estás en la iglesia, ¿quién se perderá el aliento que podrías proporcionar? Para alguien al borde de la desesperanza, tu cálida sonrisa o palabra de aliento podrían marcar la diferencia o viceversa, tal vez seas tú quien la necesita. Eso es lo que significa ser la iglesia. Aquí está la verdad:
¡¡¡Los verdaderos cristianos se necesitan unos a otros para crecer!!!
Muchas personas piensan que el crecimiento espiritual es un asunto privado,
pero Dios llama a los creyentes a vivir su fe en comunidad, porque
no se pueden desarrollar convicciones profundas en aislamiento
♥️ Reflexiona acerca de esto: ¿Por qué es importante pertenecer a una iglesia local?, y ¿Cómo puedes preparar tu corazón para ir a la iglesia esta semana?
CONFESIÓN DE FE:
YO SÉ QUE CUANDO NOS REUNIMOS EN AMOR COMO UNA FAMILIA DE LA IGLESIA CRECEMOS, Y SIN IMPORTAR SI SOMOS DE DIFERENTES ORÍGENES, RAZAS O ESTADOS SOCIALES, NOS CONVERTIMOS EN UN TESTIMONIO PARA EL MUNDO, PORQUE COMO DICE GÁLATAS 3:28, “TODOS NOSOTROS SOMOS IGUALES EN CRISTO JESÚS”.
ORACIÓN:
Dios Padre y Señor Nuestro, Abba, Papito mío (Gálatas 4:6). Mi amado Dios y Señor, Padre Celestial, hoy quiero darte gracias por hacerme parte de tu familia, yo te he reconocido como mi Padre y Tú, por medio del Espíritu Santo, has confirmado y reafirmado mi adopción como hijo, y por eso puedo decir ¡Abba Padre! Pero también sé que eso sugiere una responsabilidad, pues al pertenecer a ella me determino a someterme a tu Espíritu para que no solo me cuide y me dirija, sino también permitirle controlar mi voluntad para de su mano crecer y ser parte activa, fiel y leal de la Iglesia Local en la que me has sembrado, manifestando en todo momento el amor tuyo a mis hermanos y semejantes, viviendo en humildad y armonía con ellos en una familia espiritual firme, afirmados en la Palabra y con tu guía permanente. Gracias, mi amado Padre Celestial por permitirme ser parte de tu familia. He orado en el poderoso Nombre de Jesús ¡Amén!
Pr. Juan Manuel Lamus O.