JUAN 15:1-8 (NTV) Yo Soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Él corta de mí toda rama que no produce fruto y poda las ramas que sí dan fruto, para que den aún más. Ustedes ya han sido podados y purificados por el mensaje que les di. Permanezcan en mí, y Yo permaneceré en ustedes. Pues una rama no puede producir fruto si la cortan de la vid, y ustedes tampoco pueden ser fructíferos a menos que permanezcan en mí. Ciertamente, Yo Soy la vid; ustedes son las ramas. Los que permanecen en mí y Yo en ellos producirán mucho fruto porque, separados de mí, no pueden hacer nada. El que no permanece en mí es desechado como rama inútil y se seca. Todas esas ramas se juntan en un montón para quemarlas en el fuego. Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pueden pedir lo que quieran, ¡y les será concedido! Cuando producen mucho fruto, demuestran que son mis verdaderos discípulos. Eso le da mucha gloria a mi Padre.
♥ Solo unidos al Señor Jesús, injertados en Cristo, produciremos fruto abundante en nuestra vida, tanto espiritual como natural.
El viñador planta y cuida sus vides con el propósito de verlas producir uvas. Dios, como nuestro viñador, nos exhorta a dar fruto espiritual. Él quiere que seamos más como Cristo, caracterizado por el amor, el gozo, la paz, la paciencia, la benignidad, la bondad, la fe, la mansedumbre y la templanza (Gálatas 5:22,23).
Nuestro Padre Celestial quiere asegurarse de que sus seguidores seamos fructíferos; por esta razón, somos quitados del viejo árbol de la humanidad e injertados en la nueva vid:
¡¡¡Jesucristo!!!
Después de su bautismo, Jesús fue “lleno del Espíritu Santo”, quien lo condujo al paso siguiente (Lucas 4:1). La vida y el ministerio de Cristo fueron el resultado del poder del Espíritu Santo en su vida, y cuando nosotros decidimos seguirlo, Él envía al Ayudador a habitar en nosotros. En el lenguaje de los viñedos, la savia de la vid fluye a la rama injertada dándole vida y la capacidad de producir la clase de fruto propio de esa planta. La rama y la vid se convierten en una sola vida. La traducción de “La Biblia al Día” dice:
“Vivan […] enraizados en Él, y nútranse de Él”. (Colosenses 2:7)
Algunas personas huyen de la vida cristiana porque piensan que no pueden vivirla, y tienen razón, no pueden, pero el Espíritu Santo sí puede. Cuando somos uno con Jesucristo, el Espíritu de Dios vive a través de nosotros, ahora, eso no significa que seamos libres de responsabilidad, ya que el Espíritu puede hacer su obra solo si decidimos sabiamente rendirnos a Él. Cuando seguimos obedientemente al Señor, nuestro gozo y nuestra paz no dependen de las circunstancias.
♥ Aquél en quien estamos injertados, Jesucristo, es nuestro gozo y nuestra paz.
CONFESIÓN DE FE:
ME MANTENDRÉ FIRME EN EL SEÑOR, UNIDO A ÉL, ENRAIZADO, INJERTADO EN ÉL, DE MANERA QUE NADA NI NADIE PUEDA SEPARARME PARA QUE SU ESPÍRITU SANTO VIVA A TRAVÉS MÍO Y ASÍ SEA YO MUY FRUCTÍFERO EN TODAS LAS ÁREAS DE MI VIDA.
ORACIÓN:
Padre Celestial, Espíritu Santo de Dios Todopoderoso, Elohim Elohay, Dios de dioses (Deuteronomio 10:17). Mi amado Dios, Señor y Espíritu Santo, estoy plenamente convencido del poder que ejerces en mi vida para que sea efectiva y fructífera, por eso hoy vengo a tu presencia a darte gracias, y de manera especial hoy a ti Espíritu Santo, por tu labor en mi vida llevándome a la convicción del pecado, de la justicia y del juicio, que producen en mí el carácter de ser un varón maduro espiritualmente, a la medida de la estatura y la plenitud del carácter de Cristo, que hacen que yo pueda ser fructífero y efectivo en mi vida cristiana, con base en el fruto de amor que Tú produces en mí. Gracias Espíritu Santo por tu presencia permanente y activa en mi vida. He orado en el Poderoso Nombre de Jesús ¡Amén!