Al triste, no le preguntes la historia de su desgracia…
Mejor dile que en ti tiene un amigo.
Al que llora, no le escudriñes el origen de su llanto…
Mejor dile que tú tienes un hombro, un pañuelo y una sonrisa.
Al que anda tambaleante por la vida, no le analices por qué no ha llegado nunca a ninguna parte…
Mejor dile que tú tienes una luz, un consejo y un bastón por si llegara a necesitarlos.
Al que anda sin templo, y sin oración no le preguntes por qué es un incrédulo…
Mejor enséñale a Dios y mételo en el secreto de tu plegaria.
A esos que hacen un caos de su vida, no les preguntes que causa su confusión…
Mejor enséñales el rastro sosegado de la fe y el fluir constante de tu serenidad.
Al que anda dolido y agotado con su cruz, no le preguntes por qué le pesa tanto…
Mejor ponlo en posición de que Dios se irradie sobre él, y poco a poco le irá llegando Su luz.
Al que se resiste a seguir y se siente vencido, no le reclames por las normas, las deducciones y los raciocinios…
Mejor dale la mano, y dile: “¡Voy contigo!”
No le preguntes a cada uno su necesidad…
Mejor demuéstrales que siempre hay un sueño asombroso.
Al que no tiene a Dios en su corazón, no lo condenes religiosamente…
Mejor predícale a Jesucristo, muéstrale Su Amor a través del Evangelio de la salvación.
Hay un Dios… Hay una oración…
¡¡¡Y hay un milagro!!!
ECLESIASTÉS 4:9,10 (NTV)
Es mejor ser dos que uno,
porque ambos pueden ayudarse mutuamente a lograr el éxito.
Si uno cae, el otro puede darle la mano y ayudarle;
pero el que cae y está solo, ese sí que está en problemas.
Un Abrazo, Dios te bendiga y te guarde, haga resplandecer su rostro sobre ti,
y tenga de ti misericordia; y permita que prosperes en todas las áreas de tu vida,
y derrame sobre ti muchas bendiciones de Vida,
Paz, Amor, Salud y mucha Prosperidad
Pr. Juan Manuel Lamus Ogliastri