MORIR

JUAN 12:24-26 Les digo la verdad, el grano de trigo, a menos que sea sembrado en la tierra y muera, queda solo. Sin embargo, su muerte producirá muchos granos nuevos, una abundante cosecha de nuevas vidas. Los que aman su vida en este mundo la perderán. Los que no le dan importancia a su vida en este mundo la conservarán por toda la eternidad. Todo el que quiera servirme debe seguirme, porque mis siervos tienen que estar donde Yo estoy. El Padre honrará a todo el que me sirva. (NTV)

Servirle a Dios es el más alto honor del verdadero seguidor de Jesucristo, pero para hacerlo con amor y efectividad hay que seguir su ejemplo y morir al “Yo”.

Cuenta el pastor:

“Nunca olvidaré la mejor presentación que he recibido como predicador invitado a una iglesia. El presentador dijo simplemente:

  • “Tengo el gran placer de presentarles a mi hermano, Charles Stanley, siervo del Dios Altísimo”.

No pude moverme de mi asiento por unos momentos; estaba muy impresionado por esta presentación que glorificaba al Señor e identificaba mi verdadera posición”.

(Pr. Charles Stanley)

La Biblia describe a los creyentes como embajadores (2 Corintios 5:20), soldados (2 Timoteo 2:3), y santos (Efesios 2:19), pero el más alto honor que podemos recibir es ser llamados “Siervos del Dios Altísimo”.

Quienes mueren a sí mismos para obedecer la Voluntad de Dios,

pueden ocupar el último lugar desde la perspectiva del mundo, pero…

¡¡¡Son los primeros en Su Reino!!!

Lamentablemente, algunas veces el servicio a Dios es asociado solo con lo que se hace en la iglesia. Ser el pastor de la iglesia o estar al frente de algún área de trabajo es considerado un acto de servicio, pero los que hacen un trabajo aparentemente menos importante, por ejemplo, los que limpian el templo, o lavan los baños, o están en la puerta, o cuidan los carros, tienden a ser vistos como personas que simplemente hacen su trabajo. Pero desde el punto de vista de Dios, el trabajo bien hecho le da tanta gloria a su Nombre como el cántico elevado en alabanza (Colosenses 3:23,24). Así que, ¡ánimo! Si usted está haciendo un trabajo de calidad y esforzándose por tocar positivamente las vidas de quienes le rodean entonces está sirviendo a Dios, y podría ser llamado “Siervo del Dios Altísimo”.

El servicio al Señor no tiene que ver con lo que hacemos, sino más bien con la actitud del corazón, el morir al “Yo”, y cómo hacemos lo que nos ha sido asignado.

Dios no mide el éxito sólo por los logros, también por el esfuerzo, la valentía, el sacrificio y la entrega incondicional.

CONFESIÓN DE FE:

SÉ QUE UN BUEN SIERVO DEL DIOS ALTÍSIMO, COMPARTE LA ACTITUD DE HUMILDAD Y MUERTE DE CRISTO, Y LA MOTIVACIÓN DE ÉL PARA SERVIR A LAS PERSONAS CON EL AMOR DE DIOS; ASÍ PROCURARÉ HACERLO, MURIENDO AL EGOÍSMO, PUES ES UN PRIVILEGIO Y UN HONOR.

ORACIÓN:

Padre Celestial, El Elyon, Dios Altísimo (Génesis 14:18). Mi amado Señor y mi Rey Jesús, Tú, El Todopoderoso, eres, mereces y estás supremamente exaltado. Hoy clamo a Ti Señor, para que me ayudes a ser un siervo fiel tuyo, que pueda morir al “Yo”, y que así ni la vanidad ni la ambición o el ansia de poder, puedan hacer mella en la motivación que tengo para servir en tu Reino, por el contrario que pueda mantener la correcta actitud ante el llamado que me has hecho, de manera que pueda desarrollar un servicio amoroso y eficiente en todo tiempo y lugar. Gracias, mi Señor y Salvador Jesucristo, por escogerme para ser un servidor efectivo y beneficioso para tu Reino, para el Dios Altísimo, gracias por hacerme ese honor; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!

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