NACIONES INDIFERENTES

2 CRÓNICAS 33:1-3 Manasés tenía doce años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén cincuenta y cinco años. Hizo lo malo a los ojos del Señor y siguió las prácticas detestables de las naciones paganas que el Señor había expulsado de la tierra al paso de los israelitas. Reconstruyó los santuarios paganos que su padre Ezequías había derribado. Construyó altares para las imágenes de Baal y levantó postes dedicados a la diosa Asera. También se inclinó ante todos los poderes de los cielos y les rindió culto. Construyó altares paganos dentro del Templo del Señor, el lugar sobre el cual el Señor había dicho: “Mi Nombre permanecerá en Jerusalén para siempre”. Construyó estos altares para todos los poderes de los cielos en ambos atrios del Templo del Señor. (NTV)

Cuando una nación da la espalda a Dios, también puede sufrir consecuencias dolorosas y pagar un alto precio por su indiferencia hacia Él. (Leer todo 2 Crónicas 33)

Ezequías era un rey temeroso de Dios, que llevó a cabo una reforma entre los israelitas. Pero, su hijo Manasés fue un gobernante impío. Aunque había visto a su padre andar con Dios y vivir conforme a las Sagradas Escrituras, decidió ignorar al Señor. Manasés adoró dioses falsos, incluso al punto de sacrificar a sus hijos en el fuego para exaltar a Moloc. Practicó muchas vilezas, entre ellas la brujería y la hechicería, y desvió a Israel provocando así la ira de Dios sobre ellos. El rey, junto con el pueblo, pagó un alto precio por su rebelión.

Esta historia enseña que el Señor no toleró el desprecio de una nación. Pensemos ahora en nuestro país. Nosotros también somos una nación que ha dejado a Dios de lado, que le ha dado la espalda al único Dios verdadero y ha abrazado ídolos, somos un país donde reina la idolatría religiosa y de toda índole. Y así existen muchas naciones en el mundo, que no solo adoran las estatuas de piedra y madera, sino también adoran el dinero y sus riquezas, la destreza en los deportes, la fama (la buena y la mala), el estatus social, etc., por nombrar solo algunos. Por ejemplo, Estados Unidos de América fue fundado sobre principios bíblicos para garantizar la libertad de adoración, pero con el tiempo, han sacado al Señor de muchos aspectos de la vida pública. La oración en las escuelas, por ejemplo, fue considerada inconstitucional. La que una vez fue una “nación bajo la poderosa mano de Dios” se ha convertido en un país que tolera un número cada vez mayor de pecados y que desprecia la verdad absoluta.

Si un país le vuelve la espalda a Dios, su juicio será inevitable, a menos que se arrepienta y lo haga su Señor otra vez, pero Dios tuvo misericordia de nosotros y nos permitió el glorioso privilegio de convertirnos en miembros del Pueblo de Dios, porque…

¡¡¡Cuando nos decidimos por Dios, le abrimos las puertas de nuestro corazón y permitimos que sea Él quien gobierne nuestra existencia, lo que pensamos

y hacemos, entonces comenzamos a formar parte de Su pueblo!!!

CONFESIÓN DE FE:

COMO CRISTIANOS, NUESTRA RESPONSABILIDAD ES ORAR PARA QUE DIOS ACERQUE DE NUEVO EL CORAZÓN DE NUESTRA NACIÓN A ÉL, Y PARA QUE EL EVANGELIO SE EXTIENDA POR TODA LA TIERRA DE MANERA QUE SEA SANADA.

ORACIÓN:

Padre Celestial, El Echad, Dios Único y Verdadero (Malaquías 2:10). Mi Señor Jesucristo, Dios de todo el universo, hoy quiero acudir a tu Palabra para motivar a los habitantes de las diferentes naciones, a los cuales llega este mensaje, para que ellos sepan que la responsabilidad de la bendición del mundo y la sanidad espiritual de la Tierra, también está sobre nosotros los creyentes; pues esto dices en 2 CRÓNICAS 7:14,15: “Si mi pueblo, que lleva mi Nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el Cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra. Mantendré abiertos mis ojos, y atentos mis oídos a las oraciones que se eleven en este lugar”. Gracias, mi Señor y Salvador Jesucristo por atender nuestra súplica por las naciones, y en especial por mi nación; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!

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