ROMANOS 15:14-21 (NTV)
Mis amados hermanos, estoy plenamente convencido de que ustedes están llenos de bondad. Conocen estas cosas tan bien que pueden enseñárselas unos a otros. Aun así, me atreví a escribirles sobre algunos de estos temas porque sé que lo único que necesitan es recordarlos. Pues, por la gracia de Dios, soy un mensajero especial de Cristo Jesús enviado a ustedes, los gentiles. Les transmito la Buena Noticia para presentarlos como una ofrenda aceptable a Dios, hecha santa por el Espíritu Santo. Así que tengo razón de estar entusiasmado por todo lo que Cristo Jesús ha hecho por medio de mí al servir a Dios. Sin embargo, no me atrevo a jactarme de nada, salvo de lo que Cristo ha hecho por medio de mí al llevar a los gentiles a Dios a través de mi mensaje y de la manera en que he trabajado entre ellos. Los gentiles se convencieron por el poder de señales milagrosas y maravillas, y por el poder del Espíritu de Dios. De esa manera, presenté con toda plenitud la Buena Noticia de Cristo desde Jerusalén hasta llegar a la región del Ilírico. Mi gran aspiración siempre ha sido predicar la Buena Noticia donde nunca antes se ha oído el Nombre de Cristo, y no donde otro ya ha comenzado una iglesia. He seguido el plan que mencionan las Escrituras, donde dice: “Los que nunca se enteraron de Él verán, y los que nunca oyeron de Él entenderán”.
♥ Tal vez haya muchas personas alrededor nuestro que nunca han oído de Jesús y su mensaje de salvación, y tal vez sea hora de que dentro de nuestros contactos personales no exista ninguno.
☝🏼 Alguien me contó una experiencia que le hizo pensar: al explicarle el evangelio a un joven, le contó la historia de Jesús y como Él había sido crucificado en la Cruz y había resucitado al tercer día y gracias a eso hoy nos ofrece su perdón, debido a Su sacrificio perfecto. El joven se le quedó observando y le dijo con asombro:
- “Nunca he oído hablar de eso”
- “¿Nunca has oído la historia de Jesús muriendo en la Cruz por tus pecados?”
Le preguntó esa persona, asombrado.
- “No”, dijo el joven, “pero me gustaría.”
Escuchó atentamente con una mirada de asombro en su cara, y cuando le preguntó si le gustaría aceptar a Cristo y convertirse en su seguidor, con determinación el joven dijo:
- “Sí, eso es lo que me gustaría hacer.”
Este muchacho como cualquier otro, era graduado de una escuela secundaria de una ciudad normal, pero nunca había oído hablar de que Cristo había muerto por sus pecados. Al pensar nuevamente en el pasaje que estudiamos hoy, y en la respuesta del joven al Evangelio, me pregunté si ¿sería posible que muchas más personas de mis contactos diarios nunca hayan oído hablar de Cristo? Y la respuesta fue un definitivo: ¡SI! Pablo le dijo a los romanos que su ambición era predicar el Evangelio donde Cristo no fuera conocido (Vs.20); y esa debería ser la nuestra también.
¡¡¡Puede que pensemos que para hacer “La Gran Comisión” necesitamos un pasaporte y un llamado especial, pero eso no es verdad, lo que único que necesitamos es estar atentos y en oración, y listos para aprovechar todas las oportunidades que se nos presentan en el día a día!!!
♥ Si estamos deseando contar Su historia, Cristo nos llevará a aquellos que nunca han oído hablar de Él; piense bien, la próxima persona que conozca puede ser que necesite urgentemente encontrar y conocer a Cristo.
CONFESIÓN DE FE:
ESTOY PLENAMENTE CONVENCIDO DE QUE EXISTEN MUCHOS QUE NO HAN OÍDO EL MENSAJE DE SALVACIÓN DE CRISTO, Y DE LO QUE DICE LA PALABRA, QUE “la fe viene por oír, es decir, por oír la buena noticia acerca de cristo.” (ROMANOS 10:17 NTV); ENTONCES PROCURARÉ NO DESPERDICIAR NINGUNA OPORTUNIDAD DE LAS QUE EL SEÑOR ME COLOCA EN EL CAMINO PARA PREDICAR EL EVANGELIO.
ORACIÓN:
Dios y Señor nuestro, El Yeshuati, Dios de mi Salvación (Isaías 12:2). Dios y Señor mío, Jesucristo, Tú eres la fuente de salvación y por eso quieres salvar a tu creación, entonces cada individuo debe personalmente conocerte como “el Dios de Mi Salvación”. Es por eso por lo que te pido hoy, mi Señor Jesús, que me des la fortaleza y sabiduría para ejercer mi labor de evangelizar con denuedo y responsabilidad, que sea yo persuasivo y asertivo en el momento de acercarme a todo el que tu pongas en mi camino, para dejarles saber acerca de tu historia de gracia, de misericordia y de redención, cumpliendo así tu llamado a “La Gran Comisión”; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!
