SALMO 86:1-7 Inclínate, oh Señor, y escucha mi oración; contéstame, porque necesito tu ayuda. Protégeme, pues estoy dedicado a Ti. Sálvame, porque te sirvo y confío en Ti; Tú eres mi Dios. Ten misericordia de mí, oh Señor, porque a Ti clamo constantemente. Dame felicidad, oh Señor, pues a Ti me entrego. ¡Oh Señor, eres tan bueno, estás tan dispuesto a perdonar, tan lleno de amor inagotable para los que piden tu ayuda! Escucha atentamente mi oración, oh Señor; oye mi urgente clamor. A Ti clamaré cada vez que esté en apuros, y Tú me responderás. (NTV)
♥ De la desesperanza que experimentamos cuando pensamos que nuestras oraciones no son atendidas, oídas o respondidas; pero de la seguridad que debemos tener de que, de cualquier forma, Dios nos está oyendo siempre.
? Historia de la vida real:
El titular del noticiero decía: “Oraciones no oídas”. La nota periodística versaba sobre la historia de un grupo de cartas que habían sido encontradas cerca de la costa, eran unas 300 y habían sido enviadas a un ministro cristiano para que orara por las peticiones contenidas en ellas, la mayoría no habían sido abiertas. El ministro había muerto hacía muchos años y efectivamente corroboraron la historia de que, en una predicación, el hombre había motivado a las personas a escribir sus oraciones para luego orar por cada una de ellas. Algunas de las cartas pedían cosas frívolas, pero en su gran mayoría eran deseos y anhelos de madres, padres, hijos, viudas angustiadas que habían vertido en aquellas cartas sus corazones delante de Dios. Es por esto por lo que el periodista se apresuró a escribir el titular: “Oraciones no oídas”. (Anónimo)
Sin embargo, esto sin duda no es así, la oración no funciona de esa manera; a todas y cada una de las personas que escribieron esas cartas, Dios las había escuchado, no hay ninguna oración que quede en el olvido, tal como lo indica el salmista:
“Señor, Tú sabes lo que anhelo; oyes todos mis suspiros.” (Salmo 38:9)
Y en el pasaje que estudiamos hoy, podemos ver que el rey David conocía muy bien el poder de la oración, y nosotros también podemos depositar delante de Dios nuestras oraciones sabiendo que Él estará atento a cada palabra o letra que salga de nuestro corazón. Si lo prefiere escriba sus oraciones, expréselas con sus labios o si lo desea manténgalas en el silencio de su ser, dígale a Dios todas las cosas que quiera contarle, aceptando eso sí, Su perfecta voluntad.
¡¡¡No hay oraciones no atendidas, no oídas o no respondidas!!!
Dios siempre estará atento a nuestras súplicas, pero nuestra responsabilidad es expresar siempre y sin dudar, lo que sentimos o necesitamos, delante de Él
CONFESIÓN DE FE:
ESTOY PLENAMENTE CONVENCIDO DE QUE EL SEÑOR SIEMPRE HA ESTADO, ESTÁ Y ESTARÁ ATENTO A MIS ORACIONES, Y POR ESO SÉ QUE PUEDO DECIR SIN DUDAR: ESCUCHA, SEÑOR JESÚS, MI ORACIÓN, ATIENDE A LA VOZ DE MIS SÚPLICAS, ¡PUES SEGURO ESTOY DE TU CUIDADO Y ATENCIÓN PERMANENTE!
ORACIÓN:
Dios Amoroso, El Kjesed, Dios de Amor Fiel e Inagotable (Salmo 25:6). Mi amado Dios y Señor Jesucristo, hoy quiero darte gracias por tu predisposición incondicional y altamente favorable hacia mí, pues eres Dios lleno de Amor, misericordia, bondad, lealtad y fidelidad; ese amor que asume obligaciones elegidas voluntariamente. Es por todo esto que estoy seguro de que siempre me oyes, que estás atento a mis oraciones, y por eso vengo a tu presencia sin dudar y con la disposición de dejarte saber todas mis súplicas, mis deseos, mis problemas, de manera que también haciéndome cada día más sensible a tu voz, pueda escucharte claramente y acogerme a tu buena voluntad que siempre es agradable y perfecta para mi bienestar. Gracias, mi amado Señor Jesucristo, por estar oyendo siempre mis oraciones; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!