PACIENCIA & PROMESAS

HEBREOS 6:9-15 (NTV) Queridos amigos, aunque hablamos de este modo, no creemos que esto se aplica a ustedes. Estamos convencidos de que ustedes están destinados para cosas mejores, las cuales vienen con la salvación. Pues Dios no es injusto. No olvidará con cuánto esfuerzo han trabajado para Él y cómo han demostrado su amor por Él sirviendo a otros creyentes como todavía lo hacen. Nuestro gran deseo es que sigan amando a los demás mientras tengan vida, para asegurarse de que lo que esperan se hará realidad. Entonces, no se volverán torpes ni indiferentes espiritualmente. En cambio, seguirán el ejemplo de quienes, gracias a su fe y perseverancia, heredarán las promesas de Dios. Por ejemplo, estaba la promesa que Dios le hizo a Abraham. Como no existía nadie superior a Dios por quién jurar, Dios juró por su propio Nombre, diciendo: “Ciertamente te bendeciré y multiplicaré tu descendencia hasta que sea incontable”. Entonces Abraham esperó con paciencia y recibió lo que Dios le había prometido.

El poder de la paciencia está en que las promesas de Dios producen una esperanza segura.

¡¡¡Ser paciente significa aceptar lo que Dios decida dar y recibirlo con agrado, o lo que decida no dar y aceptarlo con esperanza, y en el tiempo que Él disponga!!!

Imagínese que se encuentra en fila por más de quince minutos para hacer un simple pago en un banco; podría ser desesperante ¿verdad? Muchos nos sentiríamos frustrados, pues siempre queremos resultados rápidos. Pero la realidad es que todos luchamos con cierto grado de impaciencia desde que nacemos: Piense en un bebé con hambre, su reacción natural es quejarse al primer indicio de malestar, y seguir así hasta que satisfaga su necesidad. Nuestra naturaleza pecaminosa hace que esta sea una batalla continua que vale la pena librar.

En la Biblia, la palabra paciencia puede referirse tanto a la longanimidad como a la perseverancia. Se manifiesta cuando estamos dispuestos a esperar sin frustrarnos, mientras sufrimos o experimentamos un ferviente deseo. Además, ser paciente significa aceptar lo que Dios decida dar, o no dar, y recibirlo con agrado en el tiempo de Él, y mientras tanto, debemos orar y obedecer al buscar su dirección, pues el peligro de la impaciencia es que podríamos perdernos del plan perfecto y la bendición del Señor. Pero al confiar en la voluntad y el tiempo de nuestro Padre Celestial, conoceremos la paz interior.

Pregúntese si está tomando los asuntos en sus manos o si los está dejando en manos de Dios; y acate lo que dice el salmista: (Salmo 37:7 NBLA)

“Confía callado en el Señor y espera en Él con paciencia”.

CONFESIÓN DE FE:

ME QUEDARÉ QUIETO Y CALLADO EN LA PRESENCIA DEL SEÑOR, Y ESPERARÉ CON PACIENCIA A QUE ÉL ACTÚE, CON LA CONVICCIÓN DE QUE ELLA SERÁ FRUCTÍFERA, YA QUE NUNCA PIERDO MI ESPERANZA EN SUS PROMESAS.

ORACIÓN:

Padre Celestial, Elohim Kol Basar, Dios de toda carne (Jeremías 32:27). Dios y Señor mío, Jesucristo, sé que Tú nos has creado a todos los seres sobre la tierra y demandas que nos conformemos a tus planes para nosotros, por eso hoy quiero darte gracias en medio del valle de la espera en el cual me encuentro, y quiero levantar mi mirada a Ti, porque sé que mi esperanza viene de Ti, y quiero entender que las cosas que ahora estoy enfrentando han sido permitidas única y exclusivamente por tu mano, para llevarme a un nuevo y más profundo desarrollo espiritual de la paciencia. Gracias Padre Celestial por tu dirección y formación a través del modelo de vida de tu amado Hijo, quien fue paciente para esperar en tus promesas; he orado en el Poderoso Nombre de mi Señor y Salvador Jesucristo ¡Amén!

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