PODER EN ÉL

FILIPENSES 4:10-13 (RVA’15) En gran manera me regocijé en el Señor porque al fin se ha renovado la preocupación de ustedes para conmigo. Siempre pensaban en mí, pero les faltaba la oportunidad. No lo digo porque tenga escasez pues he aprendido a contentarme con lo que tengo. Sé vivir en la pobreza, y sé vivir en la abundancia. En todo lugar y en todas las circunstancias he aprendido el secreto de hacer frente tanto a la hartura como al hambre, tanto a la abundancia como a la necesidad. ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece!

La confianza en el Poder de Dios, que está para nosotros en Cristo Jesús, nos dará los recursos para obtener la victoria frente a los desafíos de la vida.

¡¡¡Cuando Dios nos presenta un gran desafío en nuestra vida, lo hace para darnos una oportunidad de aprender de su gran poder y fortaleza, no debemos entonces tratar de evadir las dificultades, pues nos perderemos de esas oportunidades!!!

Humanamente hablando, el apóstol Pablo tenía mucho de qué jactarse, sus credenciales se encuentran en Filipenses 3:4-6. No obstante, él sabía que esos logros no eran lo que realmente importaba. Pablo entendía acertadamente que conocer a Cristo y confiar en el poder en Él, eran la fuente del verdadero valor en la vida. Al escribir con tal modestia, el apóstol es un buen ejemplo de cómo debemos vernos a nosotros mismos, o sea, como el Padre nos ve. La mejor manera de hacerlo es reconocer a Dios como la fuente de mi poder y entonces estar seguro, de acuerdo con el pasaje que estudiamos hoy, de que: Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. (Vs.13)

Muchos de nosotros conocemos este versículo de memoria, pero ¿hemos aceptado la verdad que contiene? El énfasis no está en “lo puedo”, sino en el hecho de que “lo puedo en Cristo”. Él nos da todos los recursos que necesitamos para enfrentar los desafíos de llevar a cabo su plan para nuestras vidas. Este versículo es la confesión de que no podemos hacer la voluntad de Dios con nuestras propias fuerzas, pero eso no significa que debemos simplemente cruzarnos de brazos y convertirnos en simples espectadores. Como verdaderos seguidores de Jesucristo, tenemos la responsabilidad de obedecer la dirección del Señor en todo, pues, son nuestras manos, pies, cuerpo, voz, compasión y deseos, los que el Señor usará para llevar a cabo sus grandes propósitos para nuestras vidas.

Obedecer por fe puede parecer atemorizante, pero mantenerse a salvo cómodamente no es lo que el pueblo de Dios elige, pues hacer todo por medio de Cristo implica tomar riesgos, pero usted descubrirá que las recompensas por la obediencia son profundamente gratificantes.

CONFESIÓN DE FE:

ESTOY PLENAMENTE CONVENCIDO DE QUE TODO LO PUEDO EN CRISTO QUE ME FORTALECE. ES POR ESO QUE OBEDECERÉ SIN CONDICIÓN SU DIRECCIÓN, Y AL SER USADOS MIS MANOS, CUERPO, VOZ, COMPASIÓN Y DESEOS, SE LLEVE A CABO EL PROPÓSITO QUE ÉL MISMO ESTABLECIÓ PARA MI VIDA.

ORACIÓN:

Señor Jesús, Glorioso Padre Celestial y Todopoderoso Espíritu Santo, Elohay Kol Basar, Dios de toda carne eres Tú, Santísima Trinidad (Jeremías 32:27). Mi amado rey y Señor Jesús, hoy vengo a tu presencia buscando la revelación definitiva de tu amor y tu misericordia, pues estoy cansado de vivir este cristianismo débil y falto de poder. Te pido en este momento que tu Presencia me revista de fuerzas del Cielo, para poder vivir un cristianismo victorioso frente a los diferentes desafíos de la vida, para dar testimonio con denuedo, es decir con conocimiento de causa y amor, de todo lo que Tú has hecho y harás en mi vida, pues confío firmemente que todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Gracias Mi Señor y Salvador Jesucristo por tu presencia y tu poder permanentes que has derramado sobre mí para cumplir con el propósito para mi vida; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!

Follow by Email
Instagram