SOMBRAS VS. REALIDAD

HEBREOS 8:1,2 El punto principal es el siguiente: tenemos un Sumo Sacerdote quien se sentó en el lugar de honor, a la derecha del Trono del Dios Majestuoso en el Cielo. Allí sirve como ministro en el Tabernáculo del Cielo, el verdadero lugar de adoración construido por el Señor y no por manos humanas. (NTV)

Reemplazando las sombras de Jesús del antiguo testamento, por la realidad de su nacimiento y el establecimiento de un Nuevo Pacto en el nuevo testamento.

El asunto clave que trata el libro de Hebreos es que Jesucristo, el Hijo de Dios, no vino solo para encajarse en el sistema del ministerio sacerdotal como el mejor y final sacerdote humano, sino que ha venido para cumplir y finalizar tal sistema, y para orientar toda nuestra atención hacia Él mientras que ministra por nosotros en el cielo.

¡¡¡El tabernáculo, los sacerdotes y los sacrificios del Antiguo Testamento eran sombras,

pero la realidad ha llegado, y las sombras han desaparecido,

ha nacido Jesús, Ministro de un Nuevo Pacto, nuestro Sumo Sacerdote y Salvador!!!

Aquí hay una ilustración del advenimiento para los niños, y para los que antes éramos niños y nos acordamos de cómo era ser niños:

Supongamos que usted y su mamá estuvieran separados en el supermercado y que usted empezara a asustarse y que no supiera adónde ir, y que corriera al final del pasillo y que, justo antes de empezar a llorar, ve una sombra en el piso que se parece a su mamá. Esto le hace feliz y le da esperanza. Pero…

¿Cuál es mejor?

¿La felicidad de ver la sombra, o de ver a su mamá?

Así es cuando Jesús llega a ser nuestro Sumo Sacerdote, y así es la navidad. La navidad es el reemplazo de las sombras de Jesús con la realidad de su Divina Presencia.

CONFESIÓN DE FE:

SÍ, PARA MI ES TOTALMENTE CLARO QUE LA SOMBRA DE JESÚS FUE BUENA PARA MI VIDA, PERO LA REALIDAD DE SU DIVINA PRESENCIA, PROVISTA POR SU NAVIDAD, ES UNA GRAN BENDICIÓN, PUES ÉL VINO A SER MI SUMO SACERDOTE Y ÚNICO SEÑOR Y SALVADOR.

ORACIÓN:

Padre Celestial, El Elyon, Dios Altísimo (Génesis 14:18). Tú, mi Señor y Salvador Jesús, eres Altísimo en Poder y Posición, y estás supremamente exaltado, estás sentado en lugares celestiales a la diestra de Dios Padre, para reemplazar tu sombra con la realidad de tu Divina Presencia en nuestra vida, como Sumo Sacerdote, Señor y Salvador nuestro, Ministro Majestuoso de ese Nuevo Pacto, que a través de tu Natividad has traído para los que en Ti creemos en Ti confiamos. Es por todo eso y más, que hoy quiero darte gracias, Padre Celestial, por todo ese plan maravillosos que ejecutaste en la vida de tu amado Hijo Jesucristo, y gracias a Ti mi Señor Jesús, por haber nacido, y especialmente por el Real Sacerdocio que Tú, mí único Señor y Salvador, determinaste también para nosotros, tus fieles y convencidos seguidores, a los que nos sentaste también en lugares celestiales de privilegio para el servicio en tu Reino. He orado en el Poderoso Nombre de mi Sumo Sacerdote, Señor y Salvador Jesucristo ¡Amén!

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