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La oración es esencial, no es opcional; es fundamental, porque es un tiempo de profunda intimidad con Dios, donde depositamos en Él toda nuestra confianza. Un hombre de oración era Pablo, la oración era el secreto de su vida, de su tremenda influencia, de su perseverancia en medio del sufrimiento, de su ardiente pasión por las almas de los hombres, y por eso es el más cualificado, después del Señor Jesucristo mismo, para instruirnos en la oración.Pablo no solo nos exhorta a orar, sino a orar “en todo tiempo”, y esto nos recuerda 1 Tesalonicenses 5:17, lo que quiere decir que debemos procurar vivir en una verdadera atmósfera y actitud de oración. Es de la mayor importancia que tengamos tiempos determinados de oración, como Daniel que oraba tres veces al día (Daniel 6:10).Además, podemos orar en ocasiones especiales como:
Momentos difíciles (Salmo 55:16)
Cuando necesitamos dirección (Santiago 1:5)
Cuando somos tentados (Salmo 69:1)
Cuando somos perseguidos (Salmo 7:1)
Cuando nos llega una carta inquietante (Isaías 37:14)
Cuando llega una enfermedad (Santiago 5:14)
cuando nos encontramos en cualquier clase de necesidad (Filipenses 4:6).
Es por ello que, como Iglesia, hemos decidido utilizar esta herramienta para aprender más de la oración e invertir más tiempo en ella a través de cápsulas que permiten estrechar esta intimidad con Dios y que pueden ser puestas en práctica en su diario vivir.
Cada sábado estaremos compartiendo una cápsula que nos lleve a avivar la llama que está en nuestro interior.
Área Clamor e Intercesión ETDM
