ESCUCHARLO

ISAÍAS 50:4,5 El Señor Dios me ha dado una lengua de discípulo, para saber dar al cansado una palabra de estímulo. Por la mañana estimula mi oído para que escuche como un discípulo. El Señor Dios me ha abierto el oído y yo no me he rebelado, ni le he vuelto la espalda. (PDT)

De cómo escuchar la voz de Dios, y la importancia de hacerlo a través de los medios que el dispone para nosotros, los que en Él creemos y en Él confiamos. La mayoría de la gente hablamos mejor de lo que escuchamos, pero la comunicación con el Señor implica ambas cosas.

Uno de los principales instrumentos que Dios utiliza para hablarnos hoy en día es Su Palabra. Por esta razón, el estudio de la Biblia es el alimento espiritual, y es tan importante como desayunar, almorzar y cenar cada día. Podemos vivir con una sola comida diaria, pero no sobrevivir en este mundo incrédulo a menos que nos deleitemos en las Escrituras. El resultado de un consumo regular de la Palabra de Dios es un espíritu de discernimiento, cuando el creyente dice algo que el Señor ha puesto en su corazón, nuestro espíritu verifica la veracidad del mensaje. No importa qué tan fuerte nos hable Dios, no le escucharemos a menos que escuchar sea una prioridad para nosotros. Debemos pedirle al Señor que nos enseñe a escuchar, para luego esforzarnos por tener una actitud de recogimiento. Un “receptor” interno que esté en sintonía con el Padre Celestial se desarrolla solamente por medio de la oración, la meditación y la práctica de escuchar; además, de un espíritu de sumisión para obedecer. Dios anhela que tengamos un estilo de vida perceptivo, para que podamos escucharle en cualquier circunstancia. Escuchar es una aptitud vital que nos ayuda a mantener nuestro corazón abierto en todo momento.

¡¡¡Dios quiere que sus hijos escuchen Su Voz!!!

Su propósito es el mismo hoy, como lo ha sido siempre,

asegurarse de que comprendamos la verdad acerca de Él,

conformarnos a Sus caminos y equiparnos

para comunicar Su verdad a los demás

Además de la alimentación proporcionada por nuestro banquete de la Palabra de Dios, hay también un “postre”, el reconocimiento de la voz de nuestro Padre Celestial.

CONFESIÓN DE FE:

ESTOY PLENAMENTE CONVENCIDO QUE LA PALABRA DE DIOS ES EL ALIMENTO INDISPENSABLE PARA MI ESPÍRITU, Y ÉL ME LO PROPORCIONA COMO UN BANQUETE INIGUALABLE, ASÍ QUE SERÉ DILIGENTE Y JUICIOSO EN EL ESTUDIO DE ELLA, Y EN MANTENER LA SINTONÍA CON EL ESPÍRITU SANTO PARA ESCUCHARLO.

ORACIÓN:

Padre Celestial, Elohim Chaiyim, Dios Viviente (Jeremías 10:10). Mi amado Rey y Señor Jesucristo, Tú estás vivo y eres el dador de vida, has creado la vida y todo lo que vive, quieres dar vida eterna y abundante. Y una de las mejores formas que lo haces para mi, es por medio de tu Palabra, cuando nos hablas a través de ella y la revelas por medio de tu Santo Espíritu, es por eso que hoy vengo a darte gracias, y a decirte que estoy dispuesto a escucharte por estos medios y por todos los demás que tu determines, pues sé que al hacerlo puedo comprender tu verdad, conformarme a tus caminos y comunicar esa verdad a otros que tanto la necesitan en este tiempo. Gracias, mi amado Señor y Salvador Jesús, por hablarme todavía; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!

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