GUÍA & COSECHA

JUAN 4:27-36 (NTV) Justo en ese momento, volvieron sus discípulos. Se sorprendieron al ver que Jesús hablaba con una mujer, pero ninguno se atrevió a preguntarle: “¿Qué quieres de ella?” o “¿Por qué le hablas?”. La mujer dejó su cántaro junto al pozo y volvió corriendo a la aldea mientras les decía a todos:

  • ¡Vengan a ver a un hombre que me dijo todo lo que he hecho en mi vida! ¿No será este el Mesías?”.

Así que la gente salió de la aldea para verlo. Mientras tanto, los discípulos le insistían a Jesús:

  • Rabí, come algo. Jesús les respondió:
  • Yo tengo una clase de alimento que ustedes no conocen.

“¿Le habrá traído alguien de comer mientras nosotros no estábamos?”, se preguntaban los discípulos unos a otros. Entonces Jesús explicó:

  • Mi alimento consiste en hacer la voluntad de Dios, quien me envió, y en terminar su obra. Ustedes conocen el dicho: “Hay cuatro meses entre la siembra y la cosecha”, pero Yo les digo: despierten y miren a su alrededor, los campos ya están listos para la cosecha. A los segadores se les paga un buen salario, y los frutos que cosechan son personas que pasan a tener la vida eterna. ¡Qué alegría le espera tanto al que siembra como al que cosecha!

Los verdaderos seguidores de Jesucristo, que somos dirigidos por Él para dar fruto, somos como abejas guías hacia la fuente del verdadero alimento.

☝🏼 ¿Te has preguntado cómo guían las abejas a otras hacia sus fuentes de alimento que consisten en campos de flores llenos de néctar? 

Hace algunos años, científicos especialistas en apicultura detectaron que cuando regresaban al panal, algunas abejas se quedaban en la entrada y realizaban un frenético movimiento con sus cuerpos varias veces antes de entrar, a esto se le ha llamado la “danza del movimiento”. Para descifrar qué significaban esos movimientos, científicos ingleses ubicaron diminutos dispositivos de radar en las abejas obreras.  Ellos rastrearon a las abejas en sus vuelos y confirmaron que, al llegar al panal, las abejas que tenían esta conducta orientaban su cuerpo hacia la fuente del alimento, y usaban la intensidad de su “danza del movimiento” para comunicarle a sus compañeras la distancia a la que se encontraba el alimento.

La mujer que se encontró con el Señor en el pozo de Jacob, también encontró una forma muy efectiva de guiar al resto de su comunidad hacia la maravilla que había encontrado: el Agua Viva (Juan 4:10).  Ellos fueron dirigidos al lugar donde estaba el dador de vida, para descubrir lo que había hallado aquella mujer con 5 exesposos y un hombre con el cual vivía en ese momento; ese que sin conocerla supo quién era (Vs.29). Mientras sus vecinos iban curiosos en busca de Aquel que decía tener la verdad, Jesús aprovechaba para explicarle a sus discípulos, que por cierto estaban muy preocupados por su alimentación, que era aún más importante el alimento espiritual que cualquier otra cosa (Vs.32,34). Con este principio Jesús no estaba diciendo que no fuera importante la comida física para nuestro cuerpo, sino que, así, tal como lo hacen las abejas que antes de entrar al panal realizan su “danza del movimiento”, en ocasiones…

¡¡¡Debemos escoger entre continuar con nuestra rutina, en este caso comer; o romper con lo normal y sacrificarse un poco por un bien mayor, en este caso compartir y guiar a otros al Evangelio, pasando un poco de hambre, pero cumpliendo con la tarea!!!

Tal como la abeja y aquella mujer en el foso, guíe a otros a la fuente de vida: Jesús.

CONFESIÓN DE FE:

SÉ QUE EL SEÑOR JESÚS ES EL AGUA VIVA Y EL ALIMENTO ESPIRITUAL QUE NECESITA MI ALMA, Y SIN ÉL NO TENDRÉ LA FUERZA NI LA INSPIRACIÓN PARA REALIZAR EL TRABAJO QUE ME HA ENCOMENDADO, CONOCERLE Y COMPARTIR EL EVANGELIO CON OTROS QUE LO NECESITAN; ENTONCES COSECHARÉ.

ORACIÓN:

Padre Celestial, El Deot, Dios de Todo Saber y Conocimiento (1 Samuel 2:3). Mi amado Señor y Salvador Jesucristo, Dios de gran sabiduría y poder eres Tú, por eso hoy quiero darte gracias por permitirme establecer una relación íntima contigo, y por tu Palabra dada como Agua Viva y que se hace guía confiable para los que te seguimos fiel y lealmente. Por eso procuraré estar en sintonía con ella y seré no solo un oidor olvidadizo, sino más bien, por medio de su instrucción y empoderamiento, recoger la cosecha al guiar a otros hacia Ti. Gracias Señor Jesucristo por tu modelo de escuchar, obedecer y guiar; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!

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