LIMPIEZA

MATEO 21:12-17 Y entró Jesús en el Templo de Dios y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el Templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; y les dijo:

  • Está escrito: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.

Y vinieron a Él en el Templo ciegos y cojos y los sanó. Pero los principales sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía, y a los muchachos aclamando en el Templo y diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! Se indignaron, y le dijeron:

  • ¿Oyes lo que estos dicen? Y Jesús les dijo:
  • Si; ¿Nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza?

Y dejándolos, salió fuera de la ciudad, a Betania, y posó allí. (RV60)

Enseguida de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, vino la limpieza del Templo, lo cual, en plena semana santa, es nuestro llamado a la salvación y la santificación.

Para los discípulos, el Domingo de Ramos debió de haberles parecido un sueño. Mientras seguían al Señor en el área del Templo, sus voces debieron de haber sido ahogadas por el clamor de las personas. El patio de los gentiles, la única área a la que podían entrar los no judíos, se había convertido en un mercado al aire libre. El Maestro y sus seguidores se abrían paso a duras penas a través de la multitud de clientes que regateaban con los comerciantes, y que gritaban para hacerse oír por sobre el ruido del ganado y de las palomas utilizadas para los sacrificios. Otros peregrinos se amontonaban alrededor de los mercaderes y protestaban por las tarifas abusivas para adquirir la moneda del Templo. Cristo había visto suficiente. Irrumpió en el patio, volcó las mesas y las sillas de los comerciantes, mientras conducía a los animales a la salida en medio de un gentío que luchaba por recoger el dinero tirado al suelo. Por último, cerró el paso para impedir que atravesaran el Templo con las mercaderías (Marcos 11:16). Los discípulos debieron estar atónitos, pues esperaban que el Mesías juzgara a sus opresores, no a su pueblo y su Templo. Por último, el Señor alzó su voz por encima del griterío, para recordarles un pasaje que al parecer habían olvidado:

Les dijo: Las Escrituras declaran: “Mi templo será llamado casa de oración para todas las naciones”, pero ustedes lo han convertido en una cueva de ladrones (Marcos 11:17 NTV).

La muchedumbre estaba asombrada, pero los líderes religiosos se sintieron ofendidos y comenzaron a planear su muerte (Marcos 11:18).

¡¡¡Las acciones de Jesucristo en el Templo, enfatizaban

cuán desmedida es la oferta de salvación, Él demostró con su limpieza,

que nadie debe restringir o estorbar a quienes Dios llama para salvación!!!

CONFESIÓN DE FE:

YO NO SERÉ UNO DE LOS QUE PROFANAN EL TEMPLO DE DIOS, LLEVANDO A LAS PERSONAS A COLOCAR SU FE EN ALGO QUE NO SEA DIFERENTE A JESÚS PARA QUE ÉL SEA SU SEÑOR Y ÚNICO SALVADOR.

ORACIÓN:

Dios Nuestro, Señor Jesús, El Yeshuati, Dios de mi Salvación (Isaías 12:2). Mi amado Rey y Señor Jesucristo, estoy plenamente convencido que Tú mismo eres la única fuente de salvación, y quieres salvar a toda la humanidad, y es por eso por lo que cada individuo debe personalmente conocerte como el “Dios de Mi Salvación”, el Mesías, nuestro Redentor. Gracias Señor quiero darte hoy por haber llegado a mi vida para limpiar el templo de mi corazón, por eso hoy quiero decirte “Hosanna al Hijo de David”, sálvame, límpiame y purifícame, pues yo quiero ser un refugio de tu amor para aquellos que aun no han tenido la oportunidad de conocerte, que mi vida y mi testimonio sean de bendición y no un estorbo para la salvación y santificación de los que me rodean. He orado en el Poderoso Nombre de Jesús ¡Amén!

Follow by Email
Instagram