SOMBRAS TENEBROSAS

SALMO 23:4 Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque Tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta. (NVI)

De las sombras tenebrosas que podemos pasar seguros mirando a la luz de Dios.

Una de las fuentes comunes de estrés es la pérdida. Puedes perder tu trabajo, tu salud, tu dinero, tu reputación o un ser querido. Y la pandemia de COVID-19 que estamos viviendo, probablemente amplifica el estrés.

Cuando las personas pasan por una pérdida, hay dos reacciones comunes:

Una es dolor.

✘ Otra es miedo.

La pena es buena. El dolor es la forma en que superamos las transiciones de la vida. De hecho, si no te afliges, ¡te atascas! El dolor no te matará si lo dejas salir.

✘ El miedo, por lo contrario, puede ser algo malo. Ni una sola vez en la Biblia dice: “No te aflijas”, “No te entristezcas”, “No llores” o “No te agobies”. Lo que sí dice es “no temas”. ¡Y dice eso 365 veces! Porque el dolor no nos paraliza, pero el miedo sí.

En el versículo que estudiamos hoy, es claro que David sabía que los pastores siempre llevaban una vara y un bastón para proteger a sus ovejas. Y sabía que el Señor, su pastor, tenía el poder de protegerlo. Entonces David confió en Dios, incluso en los valles más oscuros. Esto nos sirve y debe alentar, ya que estamos atravesando colectivamente un valle oscuro en este momento, y podemos elegir confiar en Dios, incluso en las sombras, donde no tiene sentido y cuando puede parecer un largo camino fuera del valle. Pero…

Aquí están las buenas noticias para recordar sobre sombras tenebrosas,

no se puede tener una sombra sin luz, si se ve una sombra,

eso significa que hay una luz que brilla cerca, y…

¡¡¡Esa es la Luz de Jesús!!!

Entonces, la clave cuando atraviesas el valle de la sombra es darle la espalda a la sombra y mirar la luz; porque mientras mantengas tus ojos en la luz, Jesús, la verdadera luz del mundo, la sombra no te asustará.

CONFESIÓN DE FE:

AL IGUAL QUE DAVID, CONFIARÉ PLENAMENTE EN EL SEÑOR JESÚS CUANDO ESTÉ PASANDO POR LOS VALLES OSCUROS DE LA VIDA, Y ENTONCES ORARÉ COMO ÉL: “CUANDO ME SIENTO AGOBIADO, SOLO TÚ SABES QUÉ CAMINO DEBO TOMAR” (SALMO 142:3 NTV).

ORACIÓN:

Dios y Señor Nuestro, Jesucristo, la verdadera Luz del mundo (Juan 3:19-21). Mi amado Padre Celestial, hoy quiero darte gracias porque Tú enviaste a tu amado Hijo Jesús, para que trajera luz a nuestra vida, pero además es esa luz que alumbra nuestro camino y, especialmente cuando las sombras tenebrosas se presentan delante de nosotros, entonces podemos estar seguros y confiados, cuando ponemos los ojos en Él, y así dejar que brille para que de su poderosa mano no quedemos atascados y paralizados por el miedo y el temor, sino que superando el dolor cada día podamos enfrentar con más fe, carácter y valentía las adversidades y los sufrimientos, las pérdidas y el estrés causado por las circunstancias que vivimos. Gracias, mi amado Señor Jesucristo, por ser mi luz y mi salvación; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!

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