TEMOR Y ANSIEDAD

ISAÍAS 41:9-11 Yo te tomé de los extremos de la tierra, y de sus regiones más remotas te llamé diciéndote: “Tú eres mi siervo; Yo te he escogido y no te he desechado. No temas, porque Yo estoy contigo. No tengas miedo, porque Yo Soy tu Dios. Te fortaleceré, y también te ayudaré. También te sustentaré con la diestra de mi justicia’. He aquí que todos los que se enardecen contra ti serán avergonzados y afrentados; los que contienden contigo serán como nada, y perecerán”. (RVA’15)

Cuando el temor y la ansiedad nos invadan, recordemos quién es nuestro Dios.

A lo largo de toda la Biblia, el Señor nos anima a no temer ni a estar ansiosos. Como hijos suyos, no tenemos ninguna razón para temer. Por supuesto, hay motivos para que seamos muy cautelosos en lo que hagamos, pero el pueblo de Dios no debe vivir en un estado de temor y ansiedad.

Podemos identificar al menos seis temores comunes: el temor a la crítica, a la enfermedad, a la vejez, a la pobreza, a la muerte y a la pérdida de un ser querido. Aunque son preocupaciones universales, en realidad son síntomas de algo muy profundo en nuestro interior, que alimenta nuestros temores.

Algunas de las causas son:

  1. Una sensación fundamental de insuficiencia. Por nuestra manera distorsionada de pensar, muchas veces nos sentimos incompetentes de enfrentar ciertos retos o tareas que sí podemos vencer de la mano de Dios.
  2. La tendencia a fijarnos estándares poco realistas. Podemos ir por la vida tratando de estar a la altura de expectativas muy elevadas que nos hemos impuesto nosotros mismos, no en los objetivos que Dios nos ha fijado.
  3. Una sensación innata de falta de méritos. Es sorprendente cuántas personas no tienen éxito en la vida porque simplemente no creen que merecen tenerlo.

En medio de nuestros temores y ansiedades, necesitamos recordar la promesa de Dios que se encuentra en el pasaje que estudiamos hoy:

“No temas, porque Yo estoy contigo; no desmayes, porque Yo Soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”.

Es importante que levantemos nuestra vista al Señor,

no mirar las circunstancias que nos rodean

¡¡¡Si el Eterno está contigo todo estará bajo control, no hay nada que temer!!!

CONFESIÓN DE FE:

LEVANTARÉ MI VISTA HACIA LO ALTO, AL TRONO DE LA GRACIA, DONDE TODAVÍA SE ENCUENTRA MI DIOS Y SEÑOR, DE MANERA QUE NI LAS CIRCUNSTANCIAS, NI ABSOLUTAMENTE NADA, PODRÁN TRAER TEMOR NI ANSIEDAD A MI VIDA.

ORACIÓN:

Padre Santo y Todopoderoso, El Olam, Dios Eterno (Génesis 21:33). Mi amado Dios y Señor Jesucristo, sé que Tú eres el Dios que todo lo puede, el Dios de los imposibles. Por esta razón y el testimonio de tu Presencia en mi vida, trabajando en pos de los propósitos que has deparado para mí, yo confío plenamente en tu protección, en tu sabiduría, en tu misericordia y especialmente en tu amor incondicional, ya que han sido tan evidentes en mi diario vivir. Tú eres mi castillo y mi fortaleza, así que estoy convencido, que el temor y la ansiedad no tienen parte conmigo ni harán mella en mi vida, pues de tu mano los venceré. Gracias, mi Señor y Salvador Jesús; he orado en tu Poderoso Nombre ¡Amén!

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