UN HELADO

MATEO 19:13-15 (NTV) Cierto día, algunos padres llevaron a sus niños a Jesús para que pusiera sus manos sobre ellos y orara por ellos. Pero los discípulos regañaron a los padres por molestar a Jesús. Pero Jesús les dijo:

  • “Dejen que los niños vengan a mí. ¡No los detengan! Pues el Reino del Cielo pertenece a los que son como estos niños”.

Entonces les puso las manos sobre la cabeza y los bendijo antes de irse.

De la importancia que puede tener un helado para el alma, siendo una evidencia de la sencillez de las cosas que le podemos pedir a Dios y compartir.

☝🏼 Historia de la vida real

Cuenta una señora: La semana pasada lleve a mí hijo de dos años a comer a un restaurante. Él me preguntó si podía bendecir la mesa antes de comer lo que nos habían traído. Mientras inclinamos nuestras cabezas y nos tomamos de nuestras manos, mi niño dijo:

  • Dios es bueno, Dios es grande. Te doy gracias por los alimentos que vamos a comer y te agradecería aún más si mamá nos da helado como postre. Y que haya libertad y justicia para todos ¡Amén!

Junto con algunas risas que provenían de otras mesas, escuché a una mujer decir:

  • Eso es lo malo de este país. Los niños de hoy ni siquiera saben cómo orar. Preguntarle a Dios por un helado. ¡Qué tontería!

Al escuchar tan duro comentario, mi hijo irrumpió en llanto y me preguntó si había hecho algo malo y si Dios estaría molesto con él. Lo abracé y sequé sus lágrimas diciéndole que había hecho un magnífico trabajo y que Dios de ninguna manera estaría molesto con él. Tan pronto acabe de decir estas palabras un anciano se aproximó a nuestra mesa. Le hizo un pequeño guiño a mi hijo, se agachó a su costado y le dijo:

  • Estoy seguro de que Dios pensó que fue muy buena tu oración.
  • ¿En verdad? respondió mi hijo.
  • Totalmente seguro, le contesto el anciano, quien luego en susurros le dijo:
  • Es lamentable que ella, señalando a la mujer con el dedo, nunca le pida a Dios por un helado. A veces, un poco de helado es bueno para el alma.

Naturalmente compré helado para mi hijo de postre. Luego de terminar su helado mi hijo se quedó un poco pensativo e hizo algo que nunca olvidaré por el resto de mi vida. Sirvió un poco de su helado en uno de los platos que había sobre la mesa y sin pronunciar ni una sola palabra camino por el restaurante y se paró frente a la señora, y con una gran sonrisa le dijo:

  • Esto es para usted. A veces, el helado es bueno para las almas y la mía ya tuvo suficiente.

¿Está necesitando su alma un poco de helado?

Un simple helado que pide y ofrece un niño, puede ser el refrigerio que Dios tiene para su vida, para su alma; nunca despreciemos la sabiduría innata e inocente de los niños

¡¡¡Jesús no lo hizo!!!

CONFESIÓN DE FE:

SÉ QUE CUALQUIER ORACIÓN HECHA CON FE, ES GRATA A LOS OÍDOS DE DIOS, Y SU RESPUESTA NO SE HARÁ ESPERAR, Y MENOS LA DE UN NIÑO INOCENTE Y LLENO DE LA SABIDURÍA DE DIOS, PODRÍA YO ESPERAR DE SU DESEO UN REFRIGERIO PARA MI ALMA.

ORACIÓN:

Dios y Señor Nuestro, Pan de Vida, el único proveedor del verdadero alimento espiritual (Juan 6:35). Mi amado Señor Jesucristo, hoy solo quiero clamar a Ti como un niño. En estos tiempos de individualismo, agresión y violencia, ayúdanos a ser testimonio de la vida que Tú nos diste encarnándote. Que vivamos solidariamente el “ama a tu prójimo como a ti mismo”, porque el que ama, da. Que ésta sea nuestra herencia para todos los niños del mundo: Si todos amáramos, una nueva cultura aparecería en la tierra: “la cultura del dar”. La única que hace al ser humano realmente libre y feliz. La única que nos acerca a tu Reino. Padre Celestial, colma los corazones de cada infante del valor necesario para construir un mundo donde la justicia, la paz y el amor sean verdad. Regálanos a todos un helado para refrescar nuestras almas, lo necesitamos; he orado en el Poderoso Nombre de Jesús ¡Amén!

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